10 septiembre 2009

UN BESO - (Por: Magnolia Flores Tapia)



El laberinto, así se llamaba aquel lugar la cafetería donde tantas tardes pasábamos juntos; Román era el dueño , de hecho fue así como lo conocí… acababa de mudarme cerca de ese lugar y solía pasar muchas tardes ahí, a veces escribía, a veces leía, a veces solo miraba a la gente pasar mientras sostenía mi taza con moka helado o chocolate caliente. Realmente no recuerdo como nos hicimos amigos, creo que hasta donde recuerdo ya platicábamos bien, ya lo saludaba, de repente intercambiábamos más palabras y después pasábamos tardes sentados uno junto al otro o a veces frente a frente divagando, contándonos la vida, hablando sobre la inmortalidad… quizás él sí lo recuerde, tiene mejor memoria que yo… creo que todo fue gradual, tampoco se cómo es que comenzamos a tener más confianza, simplemente de repente ya había más confianza creo, pues recuerdo esas tardes frías acurrucada en sus brazos, como si nada y me sentía tranquila, a salvo, como en casa… eran increíbles esas tardes, acurrucada entre sus brazos, con mi taza entre las manos y hablando hasta que alguien o el mismo tiempo nos interrumpía. Es mayor que yo, algunos años pero eso jamás impidió que lo supiéramos todo uno del otro, o al menos lo importante. Hay muchos detalles que realmente no recuerdo, o no estoy consciente de ellos pues nunca fue mi intención fijarlos en la mente… pero a la vez, hay muchos otros que tengo tan frescos en la memoria que se que hasta él se sorprende… “¿crees en el amor?” fue lo primero que me dijo tras leer un cuento, yo que siempre he sido una soñadora le respondí que “sí”…, “¿crees en las almas gemelas?” fue su segunda pregunta, se me hizo raro escuchar esa frase salir de sus labios, pensé en mil respuestas pero cuando lo voltee a ver tuve la respuesta inmediata, no la dije… la respuesta se me quedó incrustada en la garganta y más bien lo que surgió fue un beso entre nosotros… así, como en las películas, así tal cual, sin planearlo… y la tierra giró, se detuvo, brillo, se pintó de mil colores… decimos que explotó.
“¿Crees en las almas gemelas?” – me pregunta constantemente y jamás he podido responderle con palabras… siempre suelo responderle solo con un beso.

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