20 agosto 2009

UNA SONRISA, UNA LAGRIMA... (Por: Magnolia Flores Tapia)


El cielo era azul, de ese azul cielo intenso que hace brillar las cosas; las plantas, los carros y edificios. Parecía domingo. Sí, había algunas nubes de esas como de cuento; grandes, esponjosas, de esas de las que se antojan para comerse o dormirse sobre ellas.
Tenía días sin dormir bien, ya se le notaban la sojeras… nada que un poco de maquillaje no pudiera ocultar… o un par de gafas, y como odiaba el maquillaje optó por las gafas negras. Tomó su bolsa, sus llaves y salió del departamento. Vestía cómoda; jeans, blusa ligera y sin manga, botas… las de siempre para andar cómoda.
Frunció el ceño al estar en contacto con el sol, caminó sin rumbo deteniéndose para captar alguna imagen con su cámara, pero sin expresión alguna en su rostro. A saber qué tantas cosas pasarían por su cabeza… ¿alguna pelea? ¿desesperación? ¿mal de amores?... No, no era de esas mujeres que sufren por los hombres, es de esas de la que los espantan, tal vez porque piensa demasiado, más de lo que ellos soportan… ya está acostumbrada, aunque de vez en cuando le llega la ausencia, sí, ha de ser normal.
¿La ultima vez que lloró?... ¡quién sabe!, parecía que no había sido reciente, quizás ya ni se acordaba como hacerlo, quizás esa era la duda que le pasaba por la cabeza, el pensamiento que la atormentaba… a veces no es tan difícil saber qué traen las personas en la cabeza pero tampoco es tan fácil, no, no lo es. Alguna vez la escuché decir “si todos viniéramos con una bola de cristal o un instructivo todo marcharía mejor… aunque podría ser aburrido”.
Llegó con su andar a una plaza pública, había un grupo de teatreros callejeros, eran buenos y apasionados, les tomó algunas fotos y optó por seguir su camino sin rumbo… justo cuando iba a avanzar uno de esos actores vestido de mimo se paró frente a ella y con sus silenciosos ademanes tan característicos de los mimos le sonrió, hizo una reverencia, beso su mano y le dio una rosa, justo la última que tenía que repartir… enseguida desapareció.
Ella se detuvo un poco… ¿la última vez que lloró?... esa misma tarde.

ESPERA - (por: Blanca Dayanne Castro)


Ella no se despega ni un momento de la ventana, así esté llena de rocío matutino o de la lluvia que cae en otoño.
Nunca sabremos su nombre, siempre de espalda a la humanidad sólo le complace contemplarnos desde el segundo piso de la casa, a través del frío marco de metal.
Su cabello rojizo se ha ido decolorando con los rayos del sol, con la nieve que se pega en el vidrio, con el tiempo que ha transcurrido sobre su cara marcada por arrugas.
Desde el jardín se aparecía su silueta, que sólo se mueve a la hora de la comida y del té; inclusive en las noches de luna llena se ve esa sombra que espera ansiosa una razón para abandonar su poltrona y reincorporarse a la sociedad.
En el atardecer ella puede ver su reflejo en la ventana: cansada y con una gran herida en el alma… recuerda un nombre y una lágrima sobreviene a su rostro, la intenta secar pero sobrevienen muchas más: todas las que ha guardado en este tiempo, todas las que el dolor de ese nombre le provocan.
El vidrio se empaña, pues ella se ha recargado en él. Hastiada, desesperada, quiere hablar y un sollozo sale de su garganta. Por primera vez en tanto tiempo se vuelve hacia la puerta buscando una presencia humana, la misma que viera entrar a la hacienda e caballo, la misma que le hiciera recordar el nombre guardado en su corazón por tanto tiempo.
Agudiza el oído, unos pasos suben lentamente… ella se aleja de la ventana, ni si quiera se ve al espejo. Lo ve parado en el pasillo que conduce a su puerta, viene con su uniforme de gala con el que tantas veces soñó. Las muletas le han impedido correr hacia ella, los dos se han quedado mudos, ella voltea por última vez a su ventana, a la costura de punto que dejó en su quicio; corre hacia él y se envuelven en un abrazo.

NO FUN (Minerva P. Bañuelos Cárdenas)


Sigo puesta con la pijama desde hace más de una semana, no tengo ganas de abrir la ventana y respirar el viento necio y contaminante de la ciudad. Escucho pasar los cansados cascarones de los camiones y sus estridentes sonidos del claxon. Acabo de comer dos pedazos gigantes de pizza de la semana pasada, sí, del cumpleaños de mi hermano. No paran de llorar las nubes amargadas y heridas., Por su culpa tuve que levantarme por el trapeador para secar su melancolía. Para muchos podría parecer una total influencia de películas depresivas el que me encuentre así. Pero me vale. Yo sólo sé, que aún tu sombra me persigue y no me consuela el chocolate. Esperen, ¿He mencionado que no he besado por más de trecientos sesenta días? ¿Que no he estado acobijada entre los brazos cálidos de un buen hombre, o en su defecto de una mujer? ¿Que mi sonrisa que muestro en mi baile estelar, es la más falsa que puedo caracterizar? ¿Femme fatal? ¿Alcohol? ¿Marihuana? ¿Tabaco? Y que decir del resentimiento en mi corazón por los buenos momentos que pasan las demás personas, mientras que yo, sí, yo, me siento sola. Ja, ¿Qué me he perdido de salir a las mejores fiestas con los desenfrenados jóvenes de la ciudad? ¿Qué el dolor en mis ojos hace imposible que lea literatura universal? ¿Qué rara vez sólo me dan ganas de masturbarme cuando veo una erótica escena de una película de bajo presupuesto? ¡Basta! Tengo que dejar de engañarlos con estas mentiritas victimarias. Esta bien, créanme la mitad, sí, lo que ustedes quieran creerme, o bien lo que se escuche más dramático y destructivo a mi persona, ¡Créanlo¡ Al final no importa si te digo como he estado o como me siento, porque sólo te lo he dicho cibernéticamente, gracias al mono verde que esta en mi escritorio puedo cuando se me antoja ,mantener una red social y así cuando me siento desesperada decirte lo infeliz que estoy. ¿Que estoy? ¿Estoy así por ti? Jaja, ni loca. ¿Por no besarte? ¿Por no abrazarte? ¿Por no sentirte? ¿Por no amarte? Jaja. Sí, así estoy por tu ausencia. Y ahora prende el fogón y cocíname entre las millones y millones de desdichadas que se dedican a escribir y hundirse en la necesaria dependencia del amor.

Ausencia: De la otra revolución. Carlos Castro

Antonio dio un paso al frente provocando un escalofrío en el rostro de su padre. El lacio bigote se le enchino drásticamente. Una espesa nube ocultó el sol y se hizo un silencio.
Vistos por Rafael que surcaba las nubes en su avioneta, la multitud detrás de Antonio y la multitud detrás de su padre remembraban una partitura de Mozart. En este mismo patrón posicionaba sus soldados de juguete en su niñez. La música de la guerra, le llamaba a esa clase de formación. Con su mano de madera sostenía una fotografía de Raquel. Su mano de carne y hueso se le había perdido entre los cadáveres de su última batalla en el conflicto México- Caracas. Le dio vuelta a la fotografía y liberó un hilo de saliva que formó un pegajoso charco en la dedicatoria que se leía T E A M O. De un golpe se la adhirió a la frente. Penetraba el quinto piso de su objetivo cuando el excedente de saliva se escurría entre su barba. El cráneo de una de las secretarias que trabajaba en esa sección del complejo de oficinas, le reventó el rostro, tal fue el impacto que su cerebro aterrizó en la fuente que decoraba la fachada de ese importante recinto gubernamental. Jaime, quien se le había perdido a su madre entre la muchedumbre enferma de pánico, tomó el cerebro y lo vertió en su lonchera, que al anochecer enterrará en el patio trasero de su casa, que en dos días será destruida por el tornado que se recordará por 3 generaciones.
Ahora bien, volviendo a la mujer cuyo cráneo asesina al aparente antagonista de la vida libre y democrática de esta realidad, si rebobinamos veinte minutos antes del cataclismo terrorista, la veremos dilatando sus fauces entre los muslos del objetivo primordial del ahora inevitable operativo anarquista. Ella, Lorena, quien durante las noches previas a su muerte había besado una y otra vez el rostro que su cráneo destruirá, estaba ahí para retener el blanco y liberar el cerebro del amor de su vida, que servirá de abono para el manzano que brotará de la única semilla fértil de la manzana que devora el blanco cinco minutos antes de su muerte, cinco minutos después de su encuentro con Lorena. Aquella semilla esperará entre los escombros a que el cuervo albino la prense entre su pico para volar con ella y enterrarla sobre la lonchera.
La semilla explotará y pasarán siete años para que una salvaje troglodita trague la pulpa de uno de sus frutos y se cure del hambre que estará por arrancarle la vida, sin saber que su vientre albergará al próximo gran emperador de aquellas tierras, quien erigirá el próximo gran imperio, en donde los cuatro caminos formaran uno solo y se andará sobre una tierra nueva.

10 agosto 2009

Mr. Ritz Por:( Minerva P. Bañuelos Cárdenas)


Árbol de lima, tierra mojada, empedrado disparejo, perros sarnosos, grillos melancólicos, Doña Eulalia y sus nietos.
El barrio, ¡Que viva el barrio! Y empezaba un día tranquilo en el pueblo. Construyendo sueños, escribiendo en el diario, disfrutando del viento fresco, Antonio sabía lo afortunado que era pero, en poco tiempo todo cambiaría como nunca lo imagino.
……………
Sí, más o menos así quiero que tenga la estructura de mi biografía, creo que te hace falta pulir más la redacción y crear un estilo más innovador. ¡Estas green lady! pero, indudablemente deseo que seas tú, la que sepa mi verdadero recorrido en la vida, y por supuesto, lo difícil que fue reprimir mi gusto por los hombres, ¿No se me notaba verdad? Yo fui unos de tus mejores amigos y juro que nunca me gustaste.
Recuerdo cuando vivías en California, estabas loca mujer, mira que vivir en el Este de Los Ángeles, y esa pregunta tan ingenua que me hiciste en tu pocilga de 700 dls, ja. ¿Pero no te gustan ni tantito las mujeres?¿Y si conocieras a una y te enamorarás? ¡Hay niña! Siempre lo serás, no cambias, eras la misma, ¿Como le haces? Tan romántica e idealista ¿Sigues coleccionando postales? Nunca se me olvida cuando íbamos regreso de la secundaria y todos los demás ¡Bien nice en el camioncito¡ Y nosotros de pata de perro. Pero tú decías que nosotros estábamos abordo del aeroplano de los sueños, te encantaba desde puberta hablar como una perfecta marihuana, siempre te tacharán de loca. Disculpa si mi ortografía no es buena, ya sabes, el ingles es más indispensable que mi primer idioma, es lamentable pero no me quedó de otra.
Por cierto, ¿Como está Candy? Salúdamela, dile que la recuerdo aún, tan ordinaria que era ¿Lo sigue siendo? No tengo tiempo para seguir escribiendo tengo una sección de fotos en el Luxor, espero pronto ver avances de mi biografía, debes de apurarte por que ya pronto seré famoso y parece que todavía sufres con la escritura. Te dije que te casaras con un gringo y te dejaras de chingaderas pero, como siempre necia. Cuéntame como está Hot Dog, ya tuvo sus primeros puppies, bueno eso me lo cuentas cuando recibas este mail. Nos vemos enseguida.
Tu amigo Anton Dann Ritz
So much love.

Pd. Gracias por ponerle Hot Dog al puppie que hace mucho tiempo de regalé.
Pd. Procuré no mezclar palabras anglo con el español porque sé que lo odias, pero es inevitable dear. Take Care.

AVIONES FUTUROS DE TIEMPOS PASADOS (Por: Marcela Davila)


¿Te acuerdas cuando éramos un par de adolescentes y nos recostábamos en el pasto de “las Islas” en Ciudad Universitaria a mirar el cielo? No fue hace mucho que nos preguntábamos qué destino llevaría cada avión que atravesaba las nubes en ese preciso instante, y deseábamos por momentos estar en su interior no importando el rumbo que tomaría tras cruzar ese pedazo de horizonte que nos correspondía mirar, desde el lindo campus en donde se sitúa la majestuosa biblioteca central que fue escenario de alguna de nuestras tardes solitarias cerca del Estadio Olímpico.

Quizás no hay mucho más que mi mente pueda recordar sobre esos días, quizás sí lo hay, pero lo guardo en el silencio para que las palabras no me arrebaten sus sonidos y sabores que bien conocerás…

Aquella reflexión pasó fugaz por mi mente, mientras con mi avioneta sobrevolaba Ciudad Universitaria, casi al atardecer de un viernes 28… Ese sitio mágico me traía recuerdos, de entre los cuales, cierto verano era uno de los más vivos. Siento como si me estuviera mirando volar en la lejanía, en este preciso instante, recostada ahí abajo a tu lado, hace algunos años… Quizás todo lo que divisamos entonces fueron aviones futuros que pasarían algún día con nosotros en su interior, y pacientes con el césped bajo la cabeza esperábamos el día de volar.

Hoy es mi día … sólo que en este viernes que lleva mi número favorito, conozco la ruta bajo la cual las estrellas que mas tarde saldrán, me verán surcar la inmensidad del cielo.

Y en mi día sobrevuelo incidentalmente los verdes campos de un grandioso pasado que ha construido mi presente, que es hermoso, y alzar los cimientos para un futuro maravilloso y digno de ser vivido…

Poco a poco, con el ruido de una hélice en movimiento, las islas se tornaron en un punto verde que se perdió en la distancia y horas más tarde, en compañía de la luna, se asomó ya el Mount Rainier que indicaba el primer punto de referencia para alcanzar mi destino de vuelo, rodeado por grandes nubes y coronado por la blanca cima de magnánimas proporciones cuya blancura sonreía más y más conforme me aproximaba.

MARINA: (Por: Magnolia Flores Tapia)



Desde que te fuiste de esta ciudad todo se quedó más triste y aunque siempre te extraño, desde tu última carta te he extrañado más, creo que te necesito más que nunca, mi mamá no entiende que esté tan triste por tu ausencia, dice que volverás a visitarme y que me dejará a mi también visitarte cuando tú no puedas venir, pero aún así te extraño… a veces creo que los grandes no entienden nada. Realmente la colonia es aburrida con tu ausencia. Que suerte que tu casa la ocupan un matrimonio de viejitos, hubiera reventado de coraje al imaginar que alguien más pudiera ocupar tu habitación, te imaginas que llegara ahí a vivir una chica engreída, de esas de las que les gusta mucho el color rosita y cambiara el color de tu cuarto, pegara sus posters de principitos insípidos y lo dejara todo totalmente acomodadito… sí, que llegara una de esas tantas niñas que detestamos. Como me acuerdo de ti cada que paso por tu casa, ¿recuerdas que diario por las tardes iba a visitarte?, cuando estábamos más niñas nunca salíamos sin nuestras muñecas favoritas, yo siempre andaba con mi Bartola y tú con Lola, comíamos helado, jugábamos a la comidita, lanzábamos globos con agua en verano, asábamos bombones algunos fines de semana, ¿lo recuerdas?... es como si lo viera de nuevo dibujando en esta hoja en que te escribo a ti y a mi acampando en tu patio trasero. Y también esas carnes asadas que organizaban nuestros padres, juntas desde en la mañana, ayudando a preparar la ensalada, jugando y corriendo por todos lados, a veces hasta te venías a mi casa a dormir.
No sé cuándo dejamos de ser esas niñas, no sientes a veces como que te desconoces, yo sí, es como sí por más que me viera en el espejo no logro adivinar a quién estoy viendo, veo todo diferente… me repiten una y otra vez que ya no soy una niña… sí por lo que te conté la carta anterior, por esa mancha alarmante que apareció en mi cama, pero yo aún me siento como una niña y a la vez no, ¿tú entiendes eso?... últimamente estoy llena de preguntas que no puedo responderme. De verdad me has hecho mucha falta, sí, en la escuela me sigo juntando con las mismas de siempre y con los mismos niños también, pero ¿te cuento algo… juras no decírselo a nadie Marina Liliana Villalobos Cortés?... ok, estoy segura de que en este momento levantaste tu mano según lo hacíamos en cada juramento de mejores amigas… también sigo juntándome con Damián, pero el otro día no sé por qué lo vi de manera diferente, como que se veía muy bien… se puso perfume y olía rico, dice que se lo regaló una de sus tías y además sentí maripositas en el estomago y mi corazón latió muy fuerte, así como me contaste tú que sentiste al ver a tu nuevo vecino. Pero es que desde niñas conocemos a Damián, ¡te acuerdas que hasta se nos hacía un niño muy aburrido?... por qué no habré sentido esto antes… ¡¿será que nos estamos haciendo adultos?!.. ¡no, que miedo, ellos nunca entienden nada!, te imaginas a nosotros creciendo así de rápido como en la película de Alicia en el país de las maravillas, y de pronto tener que preocuparnos todo el día, tener mala cara y… ¡tener hijitos!. Marina, cada vez hay más cosas que no comprendo y extraño tanto tenerte cerca, extraño tanto nuestras tardes, ahora casi siempre me la paso sola o a veces me visita Damián, sí, es con quien más he platicado… pero no es lo mismo, jamás será lo mismo, cada día me reconozco más, cada día entiendo menos cosas. Sabes el otro día así sin más empecé a llorar, sí, así como lo lees, yo llorando, pero es que escuché una canción tan linda… ves, te digo, creo que soy cada vez menos yo o ¿tú que crees?... ¿tú también te has sentido así?... no sé por qué nos separaron… extraño esa niña que solía ser, sin lagrimas, con helados, con bombones… con mi mejor amiga. Te extraño Marina, solo quiero que se llegue pronto el verano para ir a visitarte… quisiera ser pájaro, tener alas y volar… mira te mando una foto del avioncito que me hizo Damián un día que estaba muy triste en clases… dice que es el “Aeroplano Flor”, como yo, ya ves que desde siempre le han gustado los aviones y dice que cuando tenga su avión o pueda ponerle el nombre a uno le pondrá mi nombre, no creo que eso suceda pronto pero mientras tanto me hizo uno de papel.
Bueno, creo que por hoy ya debo dejarte, llegó mi papá y me va a llevar por los audífonos que me prometió, esos enormes de diadema como los del recorte que te mande. Te escribo mañana. Te extraño y te quiero mucho amiguita… no te olvides de escribirme… espero tu carta y cuéntame más de ese tu vecino…

Tu amiga eterna…
Flor…
¿quién más?

REMEMBRANZA (Por: Blanca Dayane Castro)

No quería ir a esa reunión, no quería recordar que mi ropa y mi pensamiento nunca encajaron con ese desfile diario haciendo honor a la moda reinante de la época. Sin embargo, todo había sido tan rápido que se tornaban borrosos los recuerdos y no hay mejor manera de avivarlos que yendo al lugar donde se originaron y quedaron como pasajes que de alguna forma fueron escondidos por el subconsciente como protección.
La preparatoria aun tiene el portón metálico que fuera testigo de los primeros besos de un sin fin de parejas, los pasillos donde la personalidad podría ser cambiada como la dirección del viento y ajustarse como veleta a veces, a merced de la opinión y consejos de tus compañeros de clase.
Ver al maestro Vaca fue un golpe al “deja vu”… sigue vivo con el mismo aspecto que tenía la última vez que tomé clases con él hace 16 años; caminé por el pasillo tratando de reconocer a alguien o de encontrarme con alguno de los galanes de calendario que había en el equipo de futbol, estaba a punto de salir corriendo cuando me encontré a una compañera y pensé que valdría la pena despertar a algunos dragones dormidos a raíz del paso de la adolescencia.
Y qué decir, mi amiga y yo nos vamos enterando que tuvimos nuestro primer beso con el mismo hombre, claro, en tiempos y circunstancias diferentes y que conservamos un poema de despedida del dichoso caballero que no se presentó a la convocatoria que reunía a 30 generaciones. Tomamos rumbos diferentes, la adolescencia donde casi se define la personalidad se hizo presente, con las mismas personas formando grupos, hablando del último chisme de la farándula, algunas mujeres presumiendo ser “orgullosamente” amas de casa, ex novios adictos a la cocaína, compañeros que iban en camino a transformase en sacerdotes y ahora tienen familia y yo sin terminar de encajar: ni con pensamientos ni opiniones, mucho menos con la ropa pero con la certeza de estar orgullosa de ser lo que soy mientras sentados en la cancha de futbol observamos un aeroplano sobrevolar el lugar que ha cambiado demasiado en 16 años.

01 agosto 2009

DE AMARTE




MINERVA P. BAÑUELOS CÁRDENAS


Pasteles gigantes, serpentinas lombricientas, payasos disfrazados de microbios, patinadoras vestidas de vaqueras texanas, enanos con sombreros de figura de cacahuates, mimos pintados de rojo con una sola mancha blanca en un ojo, trapecistas con rubíes incrustados en sus pies, magos con maquinas dentro de sus sombreros repartían diferente sabores y colores de helado, y cosas raras aparecían en el primer acto. Había dos asientos en la primera fila, estaban vacíos, y eso era algo extraño, ya que todo el pueblo fue invitado al espectáculo del circo Galaxio. ___Dime Marina, ¿En que fila estabas que no te vi?
___No fui, me quede aquí, tirada en la arena viendo la estrellas, platicando mis penas con la luna, y llorando por la partida de Jesús. Ya nada me hace reír, ya nada me hace feliz. Él se fue, él se ha ido, y mientras tú reías junto con los demás, yo estaba aquí, bajo el cielo nocturno. Esperando ver su rostro con sus ojos celestiales, estrechando su mano para llevarme al circo, al circo que llegó de Marte.

Ernesto llegó tarde al circo (Jonathan Mata)

Heme aquí, parado en la entrada del circo viendo mi infancia acabar en medio de la noche solitaria, los payasos son hombres con solo pintura en el rostro y cabello castaño, los magos no tienen magia y las trapecistas inhalan cocaína mientras un hombre gordo azota sin piedad a un pobre animal indefenso, ¿Qué de divertido tiene el circo? Nada cuando llegas tarde.

Función del Circo Cielo Nocturno (1era parte) Por Carlos castro

Anda, ve y tráeme aquella jaula, comanda la mujer barbuda a su criatura hermafrodita.

El público en silencio devora algodón dulce, la serpiente sin ser percibida deambula entre sus pies.

Cuélgala de aquel estambre de bronce. Ahora ve por pan y mójalo con leche de Dolores.

En la cúpula de la carpa silban unos cuervos albinos. Las crías ya pueden volar, pero los padres aun les traen comida a voluntad.

Mételo a la jaula y deja la puerta abierta. Sin cuestionar obedece.

Ven y siéntate en mi regazo. De entre los senos saca un peine y desenreda la roja cabellera del obediente, mientras le canta una melodía que improvisa su inconciente.

Los padres desdoblan las alas y en orbita espiral bajan hasta la jaula. Sostiene el peine entre los colmillos y emite una fuerte palmada. La jaula se cierra.

Murmura a su oído, se desata el listón blanco que sostiene su barba, se lo entrega y este lo usa para atrancar la puerta de la jaula.

Ahora durmamos. Junto con ellos poco a poco el público se queda dormido. Los payasos comparten sábanas con ellos.

Pero Sebastián no puede dormir. Cautelosamente se zafa de entre los regordetes brazos de su padre, quien lo ha llevado a esta función pues hoy cumple 5 años.

Es tan liviano y la gente esta tan agotada que camina sobre ellos sin alterar sus ronquidos. Recoge pedazos de algodón y les arrebata cacahuates a unas ratas que ríen echadas en las delicadas nalgas de una quinceañera.

Tras empanzarse me tira boca arriba bajo la jaula, convirtiéndose así en el único espectador de lo que esta por suceder. Lo que lo condenara a una tortura proporcionada por los enanos por desobedecer las reglas del circo.

¡Yo no hice nada malo! Bramará, pero nadie le creerá y quedará mudo hasta los 17.