30 septiembre 2009

Grito de guerra Por Carlos Castro

He escuchado la verdad pero solo yo la entiendo, los demás la creen locura. Mañana se arderá el cuerpo. Mañana habrá limpieza moral.

Rostros conspicuos que forman una montaña frente a este narrador dotándolo de razón por la cual latir- porqués de muecas y reacomodos viscerales- de los que repta, apoyándose de la comisura de los labios, un viento que canta como el de la caverna del extinto dragón en donde solo reposan muebles de huesos y revolotea el olor a muerto.

¡Ya no dicen nada!

Esta es la era en donde extinguimos la novedad por aporrearla como golfa de carnaval que arrebata amor de las pepitas de oro que le hinchan el vientre.

Este es mi semen en forma de sonidos y grabados, lo único decente que este humilde ladrador puede excretar inspirado por esta realidad que percibe como El Engaño de los predecesores.


El rebelde improvisa: ¡que arda el mapa!, ¡el mapa no es el territorio! ¡El rumbo no existe!

Y le escupo por el megáfono: Eres el elefante desembocado en el delirio tras la descodificación causada por la esclavitud, ¡no dejas de ser el excremento viscoso que se escapa entre la flatulencia que se desea esconder! ¡Ya ninguna de tus andadas es nueva! Ven a mi boca que te quiero suspirar al oído: pronto… pronto habremos sido. Amen.

Solo en las sincronías del sueño y la vigilia se nos suspira la sangría de la verdad.


P.D. (…) la Trinidad resistió el golpe. Solo cambiaron las palabras. El Padre se convirtió en la Evolución, el Hijo en el Progreso, el Espíritu Santo en la Historia.
(…) poned en duda la Evolución. Entonces, la noción de Progreso fallará por su base; perderá su valor de absoluto; se despojará de su naturaleza casi religiosa. Y, en consecuencia, la Historia dejará de ser necesariamente ascendente. Hela aquí desprovista de mesianismo, reducida a pura crónica. (…) Un paisaje para adultos libres, salidos de la tibieza de la matriz.

LA REBELIÓN DE LOS
BRUJOS.
Louis Pauwels
Jacques Bergier

20 septiembre 2009

LOS AÑOS PASAN... (Por: Magnolia Flores Tapia)


Dicen que a veces tenemos que perdernos para encontrarnos de verdad… Pues bien, por donde empezar mi historia… bueno, pues como dicen, hay que empezar por el principio, y ese está exactamente hace unos años atrás, varios, cuando era a penas un adolescente, unos 16 años tendría, pues bien, mi familia era un caos total, mis padres en proceso de divorcio y siempre de pleito, trataba de ignorar eso, aunque más bien lo interiorizaba, ahora lo comprendo, pero en ese momento no comprendía nada, la adolescencia me pegó duro, era un rebelde sin causa y lo único que quería era huir de todo ese mundo que me rodeaba, buscar “mi felicidad”, bueno no sé si mi felicidad, creo que simplemente quería huir de ahí, de todo eso, aún así, no todo era malo, yo pasaba casi todo el día todos los días con mis abuelos, los padres de mi madre, porque claro, ella estaba ocupada con sus asuntos y con el pleito con mi padre, ninguno de los dos tenía tiempo mas que para comer alguna tarde esporádica conmigo y claro, durante esa comida se quejaba uno del otro, pero en fin, estar con mis abuelos era muy agradable, gran parte de lo que soy se lo debo a ellos, creo que mi abuela en gran medida me motivó a ir tras lo que yo buscaba. Además otra de las ventajas de vivir con ellos pues fue… ella, Marina, mi primer amor, vivía justo en la esquina de la misma calle por la que vivían mis abuelos, recuerdo la primera vez que la vi, me quedé pasmado y mudo, a penas pude sonreírle y prometí que la siguiente vez que la viera no dejaría que se fuera sin platicar con ella un poco al menos. Así lo hice, platicamos un momento aquella tarde y muchas más, después de unas cuantas semanas y de notar que no le era indiferente nos hicimos novios, un año duró nuestro idilio hasta que yo no aguante más y me fui de la casa “a buscar mi sueño” como me dijo mi abuela, fue realmente decirle adiós, entre lagrimas de despedí de ella, no le pedí nada pero le prometí volver a su lado, sin importar cual fuera la situación la vería de nuevo.
Los años pasan, la gente cambia y yo tuve que irme para volver, para encontrarme a mi mismo, para no dejar de soñar, para darme cuenta de que este siempre ha sido mi lugar, que bueno que me fui, pues ansiaba regresar y así lo hice… volví, con las ansias de reencontrarme con todo, de mostrar que ahora era más “yo” que nunca, y de nuevo con esa maleta llena de sueños. Conforme me acercaba a aquella colonia, a aquella casa mi corazón latía como loco, y realmente también siempre había tenido la ilusión callada de reencontrarme con María, de saber cómo estaba, cómo era ahora. Había tenido amores, pero, aún sentía esa loca ilusión extraña… sí, mi corazón casi se salía de mi pecho.
No quise llegar en taxi, quería recorrer esas calles caminando, y fue cuando me di cuenta una vez más de que los años pasan, la gente cambia… realmente todo cambia, su casa ya no estaba… el barrio seguía siendo tranquilo, más bohemio, había casas remodeladas, personas extrañas y un magnifico edificio en el lugar donde di mi primer beso, donde tuve mi primer amor, mi primera ilusión, mi primera taquicardia… los años pasan, la gente cambia… ¿qué habrá sido de Marina?.

¿Cómo empezar? (Minerva P. Bañuelos Cárdenas)


Otra vez, otra vez, otra vez…………
Cuatro paredes llenas de papeles, pósters, recortes, rayones, dibujos, y tu fotografía. Sí, y tú, en ésa fotografía. A veces ignoras que estas en ella. Todo el tiempo estas haciendo múltiples actividades queriendo conquistar el mundo. Y nunca haces nada. Te has olvidado de ti, crees que viendo la televisión y durmiendo más de diez horas, tu cuerpo y mente están bien. ¡Tonta! ¡Tonto!
¿Cuánto tiempo esperarás para dejar esa maldita pereza? ¡Por favor! ¡Ya calla al señor conciencia! Te estas enfermando, te sigue enfermando, ¡Perdónate!, ¡Hazlo ya!, ¡Hazlo ya! Quieres llorar y llenar cinco mil vasos con saladas lágrimas, quieres subirte al edificio más alto y gritar fuertemente que te duele , que te sigue doliendo pero ,que esta vez , todo será diferente y que ya comenzarás a quererte.
Como es posible que no lo puedas hacer. Continúas en el mismo capítulo, mientras que ves a otras personas logrando sus objetivos. Y que te importa verdad, eso dices cuando ves que estás en ése inmenso hoyo. Si te importa, porque, tú, sufres al verte en la misma mierda, y cuando corres te das cuenta que por mucho que lo hagas no llegarás de esa manera a la meta. ! Deja de llorar!, ¡Estúpida!, ¡Estúpido!, ¡Infante de leche amarga!
¿Querías saber como es vivir? Pues ya lo estas sabiendo. Y te sigues quejando como un civil mexicano en tus tiempos, y ya los estás escuchando: el gobierno no hace nada. ¿Pero los viste? Parecían borregos con sus banderitas tricolores en sus mejillas gritando: ¡Viva México! Así eres tú, te quejas, te quejas y ahora mismo te estas quejando. ¡Levántate! Tú siempre demuestras ser fuerte, porque no dejas de fingir y en verdad actúas, quiero ver hechos, yo quiero verte feliz. Haz te feliz, te lo mereces, aunque, esa felicidad sea efímera pero hazla constante, estarás mejor, tu rostro se verá menos arrugado.
Prométeme que desde el día de hoy, y no el de mañana, te vas a amar como a nadie en este mundo, que vas a empezar con los pequeños detalles, y que tu cara, en esa nueva fotografía que pondrás en la pared de tu cuarto, será de una persona feliz. Que dices, ¿Verdad que vas a sonreír en el siguiente shoot fotográfico? Te amo, como te amo, te amo, como te amo.
ATTE.
Yo, la persona que más te ama en este mundo. Yo, la que hoy y siempre es feliz.

P.D. En los siguientes años no quiero verte de esta manera, prométetelo.

MARIA - (Por: Blanca Dayanne Castro)

Un sobre amarillento contenía un gran secreto, guardado en un rincón del ropero aguardando que se leyera en el tiempo propicio, pero eso nunca pasó.
María era una maestra normalista, empujada a esa profesión por una caída que sufriera su madre la cual fracturó su cadera y parte del coxis. En esos tiempos de 1930, en un pueblo alejado de la capital era imposible pensar en una operación y con 6 hermanos más chicos y sin padre legítimo ella se encaminó a mantener a la familia.
Los años pasaron y nunca se casó; con tanto hermano y primo que cuidar en su mente no anidó la idea de tener hijos, ella vivía a través de sus alumnos y ahijados mientras el tiempo hizo mella en su belleza. No obstante a las 7 de la noche se presentaba un caballero de porte elegante a cenar en su casa, curiosamente desde que su prima abandonara a su marido y se fuera con sus hijas a otra ciudad.
En el sobre estaba detallada la relación de María con aquél caballero, pero a través de los años su lector indicado aún no ha llegado. Si lo quieres buscar está en el cuarto con la ventana al jardín, en el ropero de la esquina guardado bajo llave, debajo de sus mantillas y chales; lo reconocerás por un sobre amarillo desgastado por el tiempo, tamaño francés y con olor a lavanda.

Del penúltimo juicio (Carlos Castro)

He utilizado mi lógica al máximo y hoy digo: la libertad individual nos ha hundido en la más onda depresión que hayamos visitado. Me exprese mal: lo que creemos libertad nos ha separado. Quiero decir: Entre tú, yo y la voz se expande blanda y pesada una dimensión llamada libertad individual. Dijeron y seguimos, molestos, cansados, sumergidos hasta el cuello en la garganta de un coloso ideológico que comienza a sufrir una combustión espontánea, aunque volviendo a mirarle pido se me permita cambiar mi veredicto y se me entienda que opino que: se encuentra ya en su última imponente flama, furia que al final perece, ¿pero todo perece, y florece no, padre? No estas observando la big Picture, esto se llama tiempo, míranos con el criterio de un niño que ve por primera vez una colonia de hormigas, tu entender es el néctar de la que tu crees es una monotonía.
La flor se desdobla y su tela al caer imita un caballo galopando. Desplaza la telaraña, cual penetración de la aguja en la piel, un cilindro de luz que lo abduce. Relincha al ser montado por un alienígena que irradia fluorescencia y que mastica una pregunta, ¿Qué soy? ¡Peces de un mar negro que actúan como palometas atraídos por luciérnagas! guiados por luciérnagas, hipnotizado por otros insectos, así es, si ocurre es porque esta permitido, esta es, dicen por ahí, la única ley del universo.

Tan rápido como se va la luz volvemos a las cavernas.

11 septiembre 2009

LANCELOT - (Por: Blanca Dayanne Castro)


Lancelot, caballero armado de los templarios, cuyos ojos han visto tierras lejanas. Lancelot, has puesto tu mirada en una princesa, dejaste tu armadura delante de ella, dispusiste espada y voluntad a sus servicios. Es tan extraño el sentimiento que se vuelve adicción, obsesión por su perfume y tu aliento tocando sus labios color carmín.
El tiempo deja de correr en su presencia; Lancelot, sus órdenes se convierten en tus deseos. Es incuestionable la decisión de ofrecer tu vida por un roce de su piel y que el pensamiento evoque tu nombre en suspiros y sueños.
Es muy extraño: mientras más te adentras en la sensación de servirle, en el sentimiento de complacerla menos quieres salir, aunque sabes perfectamente que entras en un laberinto y que en cualquier esquina puede estar el minotauro dispuesto a devorarte.
Lancelot, te pones tu armadura de gala sabiendo que a ella le gusta verte así, se acercan y ella toma tu mano… te arrodillas frente a ella.
- Princesa ¿puedo besarte?
- No lo se.
Lancelot la besa lentamente recorriendo su piel con las manos. De lo lento el beso se torna apasionado, ansioso y el mundo simplemente deja de existir por unos instantes.

PARA VOS (Por: Marcela Dávila)

Ya no oigo nada entre los pálidos muros de este espacio que encontré frente a mí, tras abrir los ojos después de un largo sueño; sólo mis pasos y, al afinar el oído en la blancura de esta nueva ruta, puedo escuchar el latido del corazón que llevo dentro.

Citando el eco de tus propias palabras, puedo decir que reservaría una vida en el tiempo que nos resta, que es eterno, para vivirla entera a tu lado y usar los tantos pasos que le queden a mi presente, para aprender a amarte mejor… para no buscarte en este laberinto, sino simplemente encontrarte en el punto exacto de lo imperfecto; y a la fecha que titula el episodio que representa el día de hoy, darle espacio para soltar tu corazón… por ahora…

Y hay rutas, hay calles, miradas inalcanzables que pueblan el maravilloso mundo en el que nos tocó vivir y puedo decir que he conocido sus montañas, he mirado atardeceres tras la ventanilla de trenes, he andado pasos en estaciones repletas de gente, he probado el sabor de la nieve al mirar al cielo mientras extiendo los brazos, cierro los ojos y como una niña busco su textura… y también puedo afirmar entre tanta situación, que conozco el amor…

Es la hoja que cede al viento al caer del árbol en otoño, dorada y mágica… es el susurro de la montaña cuando no hay nada más que el viento del norte, eres la huella que recuerdo en la arena al sentir su calor bajo mis pies; la moneda que cae al agua de una fuente tras pedir un deseo… y hoy, eres también libre de mí…me voy lejos, te llevo en el corazón y te espero, en alguna vida, en algún rincón, para perderme en ti, abrazarte y hacerte escuchar las palabras que debes conocer…

Mientras tanto, doy tregua al universo para vivir la vida… Hasta entonces…

10 septiembre 2009

De hoja en hoja se acaba el libro. Por Samsa

Una cueva. En su interior un hombre. En el hombre una idea, una espera, un motivo por el que rascarse la barba se libra de pretensión intelectual.

Provocando la perdida de pelo en su espalda una mochila manifiesta visiblemente un movimiento peristáltico de sus vísceras. Con un piquete pretende ofuscar lo inevitable, lo que tendrá que pasar.

Entre sus pies, secuestradas por la gravedad, un par de hormigas patrullan siguiendo un circuito laberíntico, van, regresan, caminan por donde mismo, más nunca en reversa, siempre al frente.

No tiene sentido, le dice el sentido común. Algo esta por ocurrir, le dice la superstición. Y en verdad algo esta por ocurrir. Algo esta por aterrizar. Algo que oscurecerá el interior de esta caverna e iluminará la bóveda debajo del cuero cabelludo, debajo del hueso.

En siete minutos atravesará la atmósfera y contagiará todo. En siete minutos se escurrirá entre el espacio que existe entre las células, zona que se dilatará haciéndolas rotar. Después del giro parpadeará en mil novecientos ochenta y cinco, en el momento preciso en que ella le sonríe y a él se le congela la planta del pie izquierdo, siete minutos antes de leer: Fin.

UN BESO - (Por: Magnolia Flores Tapia)



El laberinto, así se llamaba aquel lugar la cafetería donde tantas tardes pasábamos juntos; Román era el dueño , de hecho fue así como lo conocí… acababa de mudarme cerca de ese lugar y solía pasar muchas tardes ahí, a veces escribía, a veces leía, a veces solo miraba a la gente pasar mientras sostenía mi taza con moka helado o chocolate caliente. Realmente no recuerdo como nos hicimos amigos, creo que hasta donde recuerdo ya platicábamos bien, ya lo saludaba, de repente intercambiábamos más palabras y después pasábamos tardes sentados uno junto al otro o a veces frente a frente divagando, contándonos la vida, hablando sobre la inmortalidad… quizás él sí lo recuerde, tiene mejor memoria que yo… creo que todo fue gradual, tampoco se cómo es que comenzamos a tener más confianza, simplemente de repente ya había más confianza creo, pues recuerdo esas tardes frías acurrucada en sus brazos, como si nada y me sentía tranquila, a salvo, como en casa… eran increíbles esas tardes, acurrucada entre sus brazos, con mi taza entre las manos y hablando hasta que alguien o el mismo tiempo nos interrumpía. Es mayor que yo, algunos años pero eso jamás impidió que lo supiéramos todo uno del otro, o al menos lo importante. Hay muchos detalles que realmente no recuerdo, o no estoy consciente de ellos pues nunca fue mi intención fijarlos en la mente… pero a la vez, hay muchos otros que tengo tan frescos en la memoria que se que hasta él se sorprende… “¿crees en el amor?” fue lo primero que me dijo tras leer un cuento, yo que siempre he sido una soñadora le respondí que “sí”…, “¿crees en las almas gemelas?” fue su segunda pregunta, se me hizo raro escuchar esa frase salir de sus labios, pensé en mil respuestas pero cuando lo voltee a ver tuve la respuesta inmediata, no la dije… la respuesta se me quedó incrustada en la garganta y más bien lo que surgió fue un beso entre nosotros… así, como en las películas, así tal cual, sin planearlo… y la tierra giró, se detuvo, brillo, se pintó de mil colores… decimos que explotó.
“¿Crees en las almas gemelas?” – me pregunta constantemente y jamás he podido responderle con palabras… siempre suelo responderle solo con un beso.

02 septiembre 2009

AHOGO - (Por: Blanca Dayanne Castro)

No puedo respirar… de nuevo eres tú la que me ahoga, trato de alcanzar mi medicina, luces fluorescentes aparecen ante mi vista y literalmente me duele el corazón. ¿Y si solo dejara de respirar?... estiro la mano, estoy a punto de llevar el bote a mi boca cuando decido seguir una de las luces fluorescentes… me intriga su origen.

RENACER - (Por: Marcela Dávila)


La tenue luz se filtraba por las ventanas del sótano en el que vivía y la mañana le devolvía el aliento.

Hojas que caen en el río… y la luz fluorescente de su cause le recordaba otros tiempos lejanos. Dispuesta a dejarlos atrás, había caminado hasta la orilla, cruzando el sendero que le llevaba al otro lado de la colina y en el bolsillo guardaba las últimas letras de esos días y de los pasos.

Temores, rencores, tristezas y lágrimas sin llorar se habían traducido en el asma que asechaba al final del día y que estaba cansada de encontrar noche tras noche, a lo largo de los últimos años.

La última cosa que podía recordar a cerca del mundo era que tenía miedo y la última cosa que podía recordar a cerca del miedo, era un rincón oscuro de su habitación de la infancia, en donde su mente imaginaba figuras que se tornaban en monstruos y fantasmas listos para atacar y que desaparecían en cuanto la luz del día llegaba. Consciente de ello y cansada de enfrentar a la vida con temor, despertó ese día con la determinación suficiente para juntar los pedazos de ese pasado en una caja de la que tenía la certeza de deshacerse.

Y ahí estaba ahora, decidida a creer en las emociones del presente sin reparar en los recuerdos y desafiar la realidad tal cual era, instante tras instante, introdujo una mano en su bolsillo y con la correcta determinación, extrajo la caja en la que portaba todo aquello que la había atemorizado en los últimos años…

Se inclinó un poco y la depositó en el agua, pronto, una sensación de ligereza y alivio volvió hacia sí. Vio alejarse en la corriente su pasado y, aunque con un poco de nostalgia, dio media vuelta y tras echar el último vistazo, partió andando por la colina hacia un prometedor encuentro consigo misma