30 junio 2009

Los hijos de algun Dios (Jonathan Mata)

Las malas planeaciones en los días de la creación han causado estragos en el planeta que hasta el día de hoy tenemos que sufrir. La realidad es la siguiente, en el principio de los tiempos, después de crear Dios la tierra y el mar, el sol y la luna, los peces y las aves, creó a los hombres, dos seres idénticos entre si que era incapaces de reproducirse, debido a que sus genitales no coincidían al momento del acto sexual.

Al no poder retractarse de su obra, y pensando ya en crear a la mujer, Dios escondió a uno de ellos en la más remota área del paraíso, y mas tarde creo a Eva. Después de varios intentos fallidos porque Eva y el hombre se entendieran, Dios lo relegó junto al primer hombre y creó a Adán, ordenando no acercarse a los dos rechazados que en principio no obedecieron las ordenes supremas.

Es así como comenzó la creciente población de nuestra tierra con un sistema que prevalece hasta los tiempos modernos, separada en dos bandos que no tienen derecho a ser tratados de la misma manera, los hijos de Dios y los que nunca debieron ver la luz.

Una y otra vez Adán y Eva... (Por Magnolia Flores Tapia)


Desde que decidió estudiar física se había acostumbrado a expresiones como “¿y eso para qué?”, “¿en qué podrías trabajar?”, “¿y no te vas a morir de hambre”, la gente no entiende, cree que todo debe ser como les han dicho que debe ser, cómo lo han visto siempre. En fin, ya estaba acostumbrado. Desde niño le fascinaron los números, la lógica… “todo tiene una explicación sensata”. “Todo es resultado de algo… no existen las casualidades”, esas eran sus expresiones.
“Se amaban no estaban solos…” así empezaba el poema que ella leía, su favorito… soñadora eterna, siempre andaba por ahí capturando historias. Creía que alguien especial andaba por ahí esperándola, que era él desde la distancia de su existencia quien inspiraba todas sus obras y que en algún momento estaría presente para disfrutar de ellas, de todo lo que sin saberlo había ayudado a crear.
“Muchas cosas deben pasar para que dos personas se conozcan”, esa frase estaba pintada en la cafetería que ambas personas tan diferentes y cada quien por su lado solían frecuentar. Ella prefería un moka caliente para tomar ahí mientras leía o esbozaba la historia que por la noche se había creado en su cabeza, y él un americano doble para llevar.
El universo conspira, el mundo gira y estar en el momento, hora y lugar adecuados pueden hacer la diferencia… De repente él prefirió un moka y ella un americano para llevar. Paso a paso, una calle concurrida y una sensación de deja vú al verse uno en los ojos del otro llega como de golpe y viene a la mente la palabra “encontrar” en lugar de "conocer".
Como si tantos tiempos, países, ciudades, momentos no bastaran para alejarse, como si todo hubiera sido escrito mucho mucho tiempo antes. Como si sus rostros hubieran sido creados para encontrarse una y otra vez, siempre en el momento idóneo y a pesar de las diferencias entre ambos… la lógica y el sentimiento se unen una vez más, y así será para siempre.

La manzana se ha vuelto pecado porque al morderla absorbes su humedad, mientras Adán y Eva... (Por: Blanca Dayanne Castro)


Titulo completo: La manzana se ha vuelto pecado porque al morderla absorbes su humedad, mientras Adán y Eva se saben desnudos y complementados en su sexo. (Por: Blanca Dayanne Castro)
La historia es tan antigua que me da miedo saltarme los detalles. Cuando nací de la tierra no pude dejar de lado las líneas de mi piel, estaba asombrada siguiendo líneas, curvas, abría y cerraba mis manos queriendo atrapar el aire. Los pies captaban la superficie del pasto, el sol causa una sensación agradable de calor y abrigo. Tantas sensaciones y tan poco tiempo para disfrutarlas, porque al lado escuché una voz y fue cuando descubrí que mi cabeza obedecía mis órdenes.
- ¿cómo te llamas?
A que caray, no había terminado de explorar y descubrir mi cuerpo cuando ya tenía que escoger mi nombre, con el que de hoy en adelante me identificaría. Pensé en algo muy sencillo, tres letras que recordar: Eva que sonaba bien en cualquier entonación.
- ¿Quieres caminar conmigo?
Entonces me mostró todo lo que había para nosotros, la inmensidad de espacio para disfrutar. Descubrí que ´l también tiene líneas en la piel y me deja tocarlas y seguir sus caminos. A la sombra de un árbol me confiesa que se siente solo y que está agradecido de que su voz tenga eco y respuesta.
- Me gusta el color de tu piel
Sigue los caminos en mi piel, el sol está por desaparecer y estrechamos nuestras manos… las miradas cercanas, me reflejo en una de sus pupilas mientras los ecos del paraíso se vuelven nocturnos.
Lo sabía, los detalles se vuelven confusos: confundiéndose los alientos, manos que exploran, sudor recorriendo las líneas de la piel, es que la historia es tan antigua, que hasta se me olvida que nos perdimos en el paraíso.

DESTIERRO DEL PARAÍSO - (Por: Marcela Dávila)

Eva me llamaron… Había muchos nombres mil veces más lindos, como… Marcela o Helena o yo qué demonios sé…pero mi madre adquirió en una tienda de libros de segunda mano, un ejemplar de vanidades que contenía una lista inmensa de estas palabras que le dan sentido a una persona en el registro civil y sus correspondientes significados, a juzgar por la publicación, no había mucho de donde escoger y la pobrecita estaba obsesionada con una telenovela llamada “Eva en el paraíso” que tampoco contribuyó demasiado a la eficaz resolución de tal dilema.

Ella no buscaba los significados más lindos, simplemente algo corto y fácil de recordar, quién le iba a decir que a mi mayoría de edad yo no tendría el valor para cambiarme el nombre que me habían dado al nacer… En fin, soy Eva y quizás me equivoqué de época porque en el negocio de costillas no hay una huerfanita aún que me corresponda con el nombrecillo ridículo de Adán. Como sea… creo que vine al mundo en una caja de esas de rompecabezas tridimensionales, porque tampoco le costó demasiado trabajo armarme y esperar que me quedara detrás de un mostrador de cristal a ser observada como en un museo.

La realidad es que a ratos me ajusta bien el nombre y me pongo mi traje de Eva para salir a mirar las estrellas en la noche sin esperar que nadie más las vea; bajo la almohada guardo una postal que tiene un retrato de hace años de una de costa en Aruba que una amiga me trajo de un viaje, gracias a ella Eva y yo nos vamos de vacaciones de vez en cuando antes de regresar al exilio del paraíso, en esta terrible ciudad.

Y he dejado de esperar las conversaciones con extraños en autobuses y la sonrisa amable cuando corro de aquí allá con una cometa en las manos, que rehúsa a levantar el vuelo, he olvidado lo inolvidable para lograr que esta segunda palabra pierda el sentido por completo y sobretodo, desconozco la ubicación del paraíso, si alguna vez me desterraron de éste, no sufro porque en mis recuerdos no figura la imagen…

Me dicen Eva, me llamo Eva, tres letras, dos vocales, una consonante…. Si salí de la costilla de alguien, este alguien ya murió … No me queda más que aguardar en mi propio paraíso, lejos de arquetipos públicos y postales de cartón…

Anónimo Por Carlos Castro

Las migajas se pierden entre la larga barba. Pueden pasar ahí días. Si la teoría de la espontaneidad se manifestara nuevamente podríamos esperar que estas migajas se convirtieran en una nueva raza de seres vivos capaces de formar una civilización.

De entre las cortinas de vello de este coloso se abrirían paso un Adán y una Eva para iniciar un éxodo. ¿Dejar a su anfitrión se puede comparar a dejar un planeta?

Es curioso como los secretos viajan, como la verdad se transforma.

Se marchan mientras duerme y a partir de su despertar los buscará por siempre, igual que Dios con los homo sapiens. ¿En donde los he dejado? Y mientras más recuerda más olvidará.

¿Si encuentran otro gigante lo llamaran padre? Tal vez sus nietos.

Es curioso como la memoria transforma la verdad.

No busco la verdad, busco la mejor excusa para justificar mi presente dirá el tercer líder ante la tumba de su ancestro Adán, que no yace junto a la de Eva pues tras su muerte ella se evaporó (Entienda evaporar como abducción extraterrena)

¿Podemos entender las cosas de otra manera? Me refiero a reír del cuerpo inflamado y amoratado de un recién nacido. ¿He de sufrir y gozar por las mismas cosas que Adán y Eva?

Quiero aburrirme de la repetición pero aun no puedo, sin embargo siento un florecer en el vientre. Un florecer que hace cosquillas.

20 junio 2009

MI CARRITO SANDGUICHERO: DI NO A LA PROYECCIÓN (Minerva P. Bañuelos Cárdenas)



Una noche anterior mi madre me había regañado. Esa tarde dormí como de costumbre mis cuatro horas después de la comida. Desperté un poco malhumorada, ya era tarde para salir en busca de la inspiración. En el celular había dos llamadas perdidas. Números desconocidos. Me cambié, y puse mi paraguas en la bolsa, previniendo que tal vez podría haber un viento frío más tarde. Los árboles se mecían al ritmo de un calentamiento aeróbico. En la parada del autobús estaba una mujer castigada por Dios, sí, era repugnante ver su rostro lleno de cicatrices y un bola gigantesca de grasa en la parte izquierda de su cara. Inevitablemente causaba asco, y, mi mirada, se desviaba en los destrozados adoquines. Tomamos la misma ruta. Para añadir la desgracia de su imagen, su cuerpo tenía proporción de dos bolas de nieve a punto de derretirse. Eso era la peor flacidez que nunca antes podría haberme imaginado. Apoyada con todas las fuerzas de sus brazos regordetes pudo subir al mundo del surf y de los olores. Ni siquiera mi espíritu escondido de altruismo se inmuto en ayudarla. Todos repudian su presencia. Un señor, por horror de estar cerca de ese castigo divino, le dejó el asiento. Llegué algo consternada a la conferencia, en mi mente surgían constantes preguntas que no conseguían respuestas ¿Cómo alguien se atrevía a salir a la calle en esas condiciones? ¿Qué hizo, para estar de esa manera tan desgarradora en este mundo? Olvidando la experiencia de esa fotografía real, seguí mi camino.
Ya era tarde, y no conseguí regresar nuevamente en el colectivo, en mi bolsa sólo estaban cincuenta pesos. Un taxi sería la perfecta solución después de ese descuido. ¿Hacía donde va? Me preguntó en tono indiferente el taxista. Al norte de la ciudad, calle Islas Ciclades 2460 Colonia Cruz del Norte, le conteste. Empezó a llover de una manera conspiradora para retrasar mi regreso a casa. Comencé recordar el rostro de aquella mujer del camión, y al pasar la Avenida del Sur estaba ella en una esquina. Probablemente también olvidó organizar su tiempo, y el poco dinero que se gana hoy en día, no creo que lo haya querido destinar para un taxi ¿Que iba a hacer? Me cuestioné por unos segundos. Casi aseguro que sus ojos alcanzaron a verme en esos segundos, cuando el taxista se paso el alto. A las 12 y media estaba en el la Cruz Negra, el taxista falleció, y yo creo que sólo estoy aquí para ser la pareja de la fealdad y desgracia humana de aquella mujer. Fue la última persona que vi antes de perder mis piernas. Como me hubiese gustado haber visto a mi novio, y no a esa horrorosa deformidad. Me recupere de las demás lesiones, mi piel esta tatuada de cicatrices, pero no creo que es justo decir que soy un milagro de aquel accidente .Causa y efecto. No juzgar, causa final. ¡Vaya leccioncita ! ¿Conque esa es la causa final Aristóteles?
Sentada junto con una taza de café y el monitor esperando trabajar en largas jornadas, me volví a quedar en el intento. No debí tomar café el doctor lo dijo muy claro. Y me puse a navegar por internet.
El sueño llegó como un invitado inesperado, pero hasta las seis de la mañana. Otra vez amanecería malhumorada para continuar la rutina.
Hoy no tome café, nuevamente no organicé mí tiempo, y a las 2:25 am la inspiración se refleja en este intento de cuento. A veces pienso que...
Sí, creo que Juan Jóse Arreola vendrá cuando finalmente coso mis ojos para dormir con hilo delgado y en ese momento ¡ Boom ! Me encajara profundamente el firme cuchillo en mi cuerpo regordete. Pues que se cree esta muchachita para desgraciar las letras ¡ Ajá ! ¡Ni llorar ni reír ! ¡Empieza a vender en tu carrito de sandguichero !
Jajajajaja, hasta crees que perdería tiempo en decir esto... Haber deja ver como le puedo acomodar.
Fin, no , no Fin.
¿Causa final?
PD. Boom Latinoamericano.
PD. ¿Por qué Cruz Verde o Roja y no negra?

Al filo del alba (Por: Marcela Davila)



3:33 am… De nuevo sus sentidos buscando cruzar la barrera del sueño para encontrar el descanso una vez más, sin poderlo conseguir. No era la primera vez en esa semana o inclusive en aquel mes, que amanecía al día siguiente, desconociendo la hora a la que había logrado reconciliar el sueño tras despertarse a la misma fracción de segundo madrugada tras madrugada, siempre con la imagen de un cuchillo en su mente.
En la habitación medio vacía, yacía dormida en la cama gemela, la compañera que compartía la mitad de los gastos del pequeño apartamento de estudiantes en el cual vivían. A través de la ventana, la lluvia levantaba una brisa que refrescaba su rostro cansado y algo perdido entre las luces que poblaban la calle desierta. Era en ese preciso instante, cuando a ella venía el recuerdo de los caminos andados y la ansiedad de un destino algo incierto, que no la dejaban dormir.
Ciertamente a cada mañana que precedía una de esas noches, le caracterizaba el olvido de lo ocurrido en las horas anteriores, excepto por el retrato fresco de ese cuchillo en su mente, el brillo de su acero bien templado y la imagen de unas manos que, tal cual una danza, rebanaban poco a poco el vacío. Y eran esas pequeñas lagunas y la imagen recurrente del filoso artefacto lo que la preocupaban profundamente, causándole más y más insomnio.
¿Sería todo aquello el simple arquetipo extraído de las viejas películas de horror, que le indicaba a su mente alguna clase de deseo homicida? ¿ Sería el incansable rechinido del ventilador girando en la pequeña habitación una y otra vez lo que la irritaba tanto como para despertar cada vez?
Cual fuera la respuesta, tenía que parar y pronto… Así llegaron muchas noches más, sus esfuerzos por mantenerse dormida eran inútiles y la visión del cuchillo era más viva cada mañana; inclusive se deshizo de todos los instrumentos filosos que encontró en casa ( muy a pesar de su compañera, que los requería para cocinar), hasta que en uno de sus desvelos no pudo más, bebió 5 tazas de café y encendió el televisor decidida a permanecer despierta en busca de alguna respuesta.
Cambiando inútilmente de canal en la mediocre televisión abierta que jamás encendía, se detuvo en un programa al azar, su mente le jugaba sucio, ya que proyectado en la pantalla, un sujeto altamente fornido hablaba dirigiéndose al público de aquellas horas : “ ¡Sí, le estoy hablando a usted! ¿Siente que algo le falta? ¿Permanece despierto durante horas cada noche sin razón? ¡Nosotros tenemos la solución! ¡Ganga de vidas, llame ahora y obtendrá una dosis extra de felicidad! Sólo tiene que marcar en este instante, ¡Nuestras operadoras lo están esperando!”
Ante el patético anuncio, ella comenzó a presionar frenéticamente los botones del control remoto hasta toparse con un nuevo infomercial: “ Señora: ¿ Está cansada de esos cuchillos viejos y sin filo? – Cuéntanos Jack, ¿Cómo funciona el super magic knife? – Es muy simple Linda, lo puedes hacer tú misma, cortar con estos cuchillos de acero inoxidable es casi como una danza …”
Ella se quedó profundamente dormida antes del término del programa, el despertador de su compañera sonaba repetidas veces y a través de la ventana, el alba se filtraba suavemente y se posaba sobre su cuello, dándole la bienvenida al amanecer…

INSOMNIO SOÑÁNDOTE (Por: Blanca Dayane Castro)

Una gota de sudor en el cuerpo, recorre la espalda… ¿porqué sudamos?... el verano trae dulces recuerdos como es tarde que pasamos juntos viendo las formas de las nubes que se movían con el viento. Quién lo diría que ha pasado un minuto de eternidad, la gota ha desaparecido y el refrigerador está vacío desde la semana pasada… pasada la sandía que vendían de oferta en un supermercado. Una canción ronda por la mente, sería buena idea pintar en el techo un mural para dejar volar la imaginación y no estar contando ovejas para obtener después un rancho ganadero y sin soñar, sin soñar con tu perfume, con lo saldo de tu piel. La cocina está desordenada y eso de no tener sueño no deja nada bueno. Un cuchillo me sirve para quitar la costra que se formó arriba de la rodilla, ese cuchillo tiene una forma extraña, me devuelve mi reflejo pálido y apunto de formarse ojeras.
Una gota más, la piel la deja recorrer sus senderos… ¿tendrá algún objetivo el sudor? Ha pasado otro minuto de eternidad, el sudor se siente frío, frío desde el corazón que te extraña, tu nombre ahora brinca con cada oveja que pasa a formar parte del rancho de la mente despierta. Últimamente causas sobresaltos en las noches, los trabajos que hago están impregnados de ti con la esperanza de que el insomnio te traiga de vuelta hasta donde moran los sueños y quebrantos del corazón

Martina (Jonathan Mata)

No le gustan las noches sin insomnio porque tiene pesadillas. Cuando era pequeña su madre la encerraba sola en el sótano para que pensara bien las cosas antes de volver a preguntar por su padre delante de ajenos, y como se llevaba la bombilla, Martina se quedaba a oscuras con su imaginación.

El padre de Martina salió a trabajar y no ha vuelto hasta hoy, ella tiene ahora 40 años y su madre 68, la mujer quedo ciega en un accidente domestico.

Martina sale cada día intentando robar algo del mercado, así mantiene activa su mente por las noches, hace toda clase de estrategias por si la policía la busca, o piensa simplemente que habría hecho otra persona con aquella naranja que ella había robado para luego dejar en el asiento del autobús. Martina es adicta al delito, lo peor es que hay días donde duerme como una reina, pero temer ver a su padre, aquel que en un sueño se confesara con ella y le contara que era asesino a sueldo. Martina no tiene mas remedio que tomar un cuchillo y salir a matar, cree que la mente criminal es una herencia inminente.

La madre de Martina apareció degollada un 7 de enero, hay una parte de venganza y otra parte de genética en ese hecho, pero por otra parte Martina nunca supo que su padre biológico era un hombre llamado Roberto, un sacerdote sin vocación de nariz ancha y moral confusa cuyo pecado fue absuelto inmediatamente por el mismísimo espíritu santo.

Martina pasa la noche en vela intranquila temiendo saber la verdad, lo que ella no sabe es que en unos momentos se va a resbalar en el baño y va a permanecer inconsciente unos minutos, donde sabrá toda la verdad.

CAMILA (Por:Magnolia Flores Tapia)





Creo que te amo más de lo que nunca imaginé. No voy a negar que estoy aterrado, pero al verte, al ver tu rostro… tan tranquila, con los ojitos cerraditos y descansando… me enamoro más de ti, te amo, te adoro como jamás creí adorar a alguien en este mundo.
Tuve miedo cuando pensé en todo lo que vendría, ¿y si no estaba listo?... pasé muchas noches en vela tratando de descifrar todo esto que estaba pasando… creo que en fondo desde hace mucho tiempo te deseaba, soñaba con tenerte pero a fin de cuentas no me lo esperaba.
Recuerdo cuando supe de ti… estaba cocinando, sí mi amor, yo estaba cocinando… no es mi especialidad supongo que te irás dando cuenta, pero ahí estaba… todo por ver una sonrisa. Cuchillo en mano picaba todos los ingredientes para su comida favorita… cuando llegó aún no terminaba. Ella me miró, se sentó en silencio… casi pasó una hora mirando hacía ningún lado, callada, y cuando por fin habló y dijo lo que pasaba casi me corto un dedo… se fue el hambre, se fue el sueño… pero a fin de cuentas fue maravilloso… eres maravillosa.
Es increíble velar tus sueños que siempre deben ser felices, siempre debes de sonreír, no quiero nada más para ti que felicidad… jamás olvidaré ese momento en que por fin te tuve entre mis brazos… cuando vi tus ojos, cuando me miraste… cuando tomaste mi mano… pude haber explotado de tanto amor… y valió la pena todo ese miedo, todo el dolor, toda la inseguridad porque ahora me siento pleno, ahora se lo que es la felicidad…
Camila me haces realmente feliz… no hay palabras para explicarlo… me haces pleno… te amo Camila, mi Camila… mi niña.


Marcus soltó la pluma con la que escribía en esa hoja de papel reciclado y siguió observando la cuna, en medio de toda esa obscuridad silenciosa iluminada solo por unas cuantas estrellas fluorescentes.

15 junio 2009

FRANK - (Por: Marcela Dávila)

Cada vez que Frank aparecía en escena, algo cambiaba…Era común que mientras su voz susurraba en mi oído las primeras palabras, el mundo diera giros extraños y el rumbo de mi destino transmutara en algo más, siempre en algo más...

Frank me recuerda a mis viejos, que ya se han ido; el sonido que sale de sus labios es el mismo que escuché en la compañía de ellos alguna vez y el tiempo continúa sin detenerse una sola vez, mientras mis pasos se pierden por la Avenida de la Vida. “Inolvidable”, dice Frank y sin reparos acepta ante mis ojos “llámame Irresponsable”. Frank anda conmigo por las calles de esta ciudad, es mi cita de las 10:00 y mi amigo de butaca mientras esperamos a que inicie la función en La Cineteca.

Dos zapatillas marcan sus pasos al son de un “clac, clac” que se pierde en el eco de una acera casi vacía, una que se mimetiza con las luces rojas que despide la cartelera cuando estamos por tomar una decisión tan difícil como la de los miércoles o con el resplandor del proyector que ilumina mi rostro y el de 30 espectadores más a 24 cuadros por segundo… “El Cartero Siempre Timbra Dos Veces”, pensaría Frank de este momento y quizás lanzaría una mirada de picardía que yo pretendería no adivinar, cuando la rubia en pantalla se contonea en sus tacos altos.

El estar frente a la gran pantalla me hace reflexionar sobre muchas cosas, la soledad, una de ellas, porque cuando nos encontramos frente a frente siento como si el mundo a mi alrededor desapareciera (Creo que Frank lo nota) y únicamente existiera lo que indefinidamente se repite a partir de la cinta que gira y gira desde la cabina de proyección. Cuando la función acaba, salgo del cine y busco mi camino a casa junto a Frank, que me habla sobre el amor, sobre los años pasados y los días venideros, de pronto... la batería de mi reproductor de mp3 se termina y la voz de Frank se apaga súbitamente; las calles vuelven a su forma silenciosa y mi acompañante se ha ido ya.

Cada vez que Frank Sinatra aparecía en la escena de mi vida, en sus discos y canciones, algo cambiaba... mi mundo daba giros extraños en la compañía de esa eterna Efigie descarada, que sin vergüenza se ríe y repite una vez más y solo para mí: “Call me...Irresponsible...”

10 junio 2009

EFIGIE: TIEMPOS DE JUVENTUD CON EL SEÑOR CONCIENCIA (Por: Minerva Bañuelos)


Me perdí, completamente, sí, no podía discernir mi estado de ánimo. Caminé varias horas entre los tapices grisáceos de la ciudad. No entendía ya nada. Esta casa no es mi casa, lo decía pensando en voz baja. Después de unas horas me encontré en la Union Station. Al sur, quería ir al sur, sentía miedo, ya no quería estar así, regresar al norte es enfrentar las consecuencias de tu decisiones. Y empezó de nuevo el señor a bombardear con la razón ¿Acaso sabes lo que es tomar una decisión?
Una lagrima escurría entre mi rostro, después se fueron multiplicando. ¿Correr? ¿Sería esa la solución? ¡Tú que sabes¡, ¡ Llama por teléfono¡, ¡Diles que no estas bien¡ ¡Que te envíen una carta¡, ¡ Que te devuelvan tu esencia¡, ¡Que te recuerden por que estas aquí¡, ¡Que penetren sus palabras en mí¡ Para que dejemos de juzgarnos, para que continúes en el camino. Diles que no lo sabías, que ya lo aprendiste, ¡díselos¡ ¡Los necesitamos¡
Atiborrada de la voz penetrante del señor conciencia, seguí corriendo, quería evadir la realidad. Estaba hastiada de caminar y correr como una perfecta loca. Tenía hambre. Entré a un pequeño restaurante, una mujer amable me encaminó a la última mesa del pasillo. Y solo dije: I want pepperoni pizza. ¿Entendería? ¿Pronuncié correcto? No, eso ya no importaba. A los pocos minutos me di cuenta de que estaba sentada, que logré llegar a un punto después de correr: de huir, de golpearme con la voz el señor, de estar refrescando a cada segundo mí cara con el acto que solo los humanos podemos hacer, llorar. A un lado estaba una consola musical tocando ópera ¿Ópera? Escuché el eco de voz del señor, ¡Tonta¡ ¡Es mañana de carnaval ¡ De que hablas ¡cállate¡, nuevamente me atormentas decía en voz alta.
Sorpresivamente aparece, alta, delgada, y sin otras características que pueda recordar, una amargada mesera. Dejó caer la redonda y gruesa figura del intento de pizza que un paisano había hecho para una paisana. Sí, eso era, él era yo. Eso había sido por nueve meses, casi en ese instante me encontraba, casi deducía el por qué de mi presencia allí, allí donde solamente los sueños se funden con la cotidianidad amarga, y si se lograra salir de ese abismo, ¿Seguiría allí? Sí, ya sé, lo he repetido tres veces en menos de cinco renglones, allí, ¿O me equivoco? Bueno, y les seguía contando, cuando ya estaba buscando respuestas se esfumó la voz prisionera de mi mente. Así que, comencé a comer la primera rebanada, pero después, percibí una luz irritante que salía del otro extremo de donde me encontraba. Escuché carcajadas lastimeras que ocultaban el sin sabor de la vida. Me dejé llevar por la soberbia curiosidad de mi naturaleza, y crucé entre las mesas vacías y manteles cuadrados, para saber quién fingía ser tan feliz. Entreabierta estaba la puerta, primero volteé de tras de mí para asegurarme de que nadie me viera. No había nadie, solamente una pintura mediana, colgada en la pared dividida en dos: el cielo y el infierno. Y a la mitad de de esa división, una escalera donde subían los que habían hecho el bien y otros intentando en los peldaños, resbalándose entre las flamantes llamas. Entre las luces rojas de ese cuarto percibí un sobre en el piso. ¡Ábrelo¡ me gritaba el señor otra vez había aparecido. Y decía:



Bien, ahora, ¿cuál es el motivo de tu intranquilidad? No escribes, no llamas, no dices no, nada, NADA, benditas naderías, no dices nada, no haces nada, estas debilitándote, date cuenta, ya no eres las misma aquí, estas aprendiendo, pero no lo ves. Aprovecha la oportunidad, ¿Que no es esto lo que querías?, no tengas miedo, no seas tan cruel, no juzgues tanto tu capacidad, esto es lento, pero seguro .Si crees que es lo que no querías, ¡ hazlo ya ¡, vuelve al sur y comienza el segundo plan. No llores más, no te martirices, si te equivocas sé que duele, pero se sigue adelante. Te amamos.

Salí de ese cuarto y posteriormente del restaurante, olvidé que tenía hambre, olvidé pagar lo que ordene, olvidé el nombre de ese lugar, pero no olvide llamar a mis padres, eso no me olvidé. Caricias, ¡Caricias emocionales señor¡ ¿Por qué no me las das ?

PD. No encuentro el segundo signo de exclamación, ¿No me encuentro a mí misma? Espera, creo que sí.

TIEMPO PERFECTO - (Por: Blanca Dayanne Castro)


Me sonreía desde el reflejo de un edificio, no sé como llegó hasta ahí esa mirada que siempre inspeccionaba el oeste de la ciudad pero inequívocamente atraía mi atención desde las 9 de la mañana. Abría mi persiana con el único propósito de grabarme en la mente su figura tan perfecta, tan equilibrada que me recordaban los años del renacimiento, donde todo se hacía perfecto dentro de un ambiente romántico y humanista.
Paulatinamente me enamoré de su sonrisa, pero seguía sin saber porqué cada que abría mi persiana veía su perfil, el mirar su atuendo me transporta a otra dimensión y entonces imagino que nos conocemos y sabemos nuestros nombres y nos besamos al atardecer bañándonos en las aguas de un insólito lago.
Un día me aventuré y pasé muy cerca de su lugar, mas no podía acercarme, mas sin embargo, ahora pude ver su cara, sus facciones inmutables y sus ojos que guardaban los secretos de hace más de 10 años. Quise decirle mi nombre, presentarme como es debido pero las palabras se atoraban en mi garganta, di un paso adelante y mis pies se tropezaron con una fuente provocándome una estrepitosa caída. Todos me miraban, me retiré antes de escuchar cualquier comentario grosero o burlesco, regresé a la privacidad de mi oficina donde de nuevo su perfil tan exótico invade mi vista, sin saber su nombre o su procedencia pero con la certeza de que estará ahí por otros 10 años mas.

EL PINTOR (por: Magnolia Flores Tapia)




Él, Javier. No salía mucho. Desde pequeño fue muy enfermizo y su madre muy sobre protectora. Muchas veces él se sentía dentro de una burbuja. Como si todo lo que estaba afuera de su alcance fuera parte de un escenario inventado por su imaginación.
Ella, Samantha. Era bailarina de ballet, bailar era su pasión. Y tenía talento pero su familia creía que de eso no se mantendría, a pesar de que ellos la iniciaron en esa disciplina. En algún momento realmente de eso vivía, ahora estaba lastimada y no podía bailar más, no profesionalmente. De algo había que vivir y consiguió trabajo en una galería de arte. Era una bella y estética recepcionista, digna de tan distinguida galería. Lo único malo es que la más de las veces resaltaba más que las mismas obras de arte ahí mostradas.
Javier desde niño supo que tenía un don. Sin tomar clases de ningún tipo sabía dibujar y colorear muy bien. Tenía sentido de la estética, de la perspectiva y de la combinación. Posteriormente fue tomando clases con maestros particulares que siempre admiraron su talento. A la fecha ya había expuesto en varios lugares. Exposiciones colectivas o en solitario, siempre vendía sus obras. Y era lo más cercano a sentirse vivo o más bien, lo más cercano a sentirse en el mundo real. Era todo un misterio para el mundo artístico local, nadie lo conocía.
Samantha amaba el arte de verdad, en todas sus expresiones. De vez en vez cuando no había tanto trabajo se permitía sumergirse en una obra. Una a una. Una cada día. ¿Su favorita?… una de la colección privada de la galería. Era una obra sencilla pero algo tenía de especial que la atraía. Su jefe, el dueño de la galería siempre reía cuando la veía tan entretenida mirando ese cuadro.
Era poco casi nulo el contacto que Javier tenía con el mundo exterior. Su madre acababa de fallecer. Por primera vez él se enfrentaba a su soledad y no le iba tan mal. Extrañaba a su madre, naturalmente, pero ahora también probaba la independencia. Ahora, tenía que cuidarse y atenderse solo… por primera vez saboreaba esa libertad que alguna vez pensó que solo era un sueño. Era una experiencia agridulce.
Ella era realmente hermosa. Alta y delgada, de formas discretas. Estética como toda buena bailarina de ballet que vive en ese mundo desde pequeña. Sus movimientos eran gráciles. Sus gestos al igual que sus rasgos eran finos. Sus ademanes y su voz eran sutiles. Sin duda una excelente “pieza” para esa galería. Su piel era blanca al igual que sus aperlados dientes resplandecientes sonrisa a sonrisa. Su cabello rizado y rojizo. Y sus cejas eran el marco perfecto para que esos preciosos ojos azules resaltaran sin pudor alguno.
Uno de esos primeros días de soledad Javier soñó algo que le pareció divino. No tenía problemas de dinero, comenzaba a salir… salía poco, sabía que no sería tan fácil insertarse al mundo pero lo intentaba y le maravillaba el aire del exterior, las personas comunes que le parecían todo menos eso, comunes. Salvo sus pequeños paseos él seguía con su rutina. A la misma hora de siempre durmió, pero está vez soñó… soñó con una hermosa criatura. Una chica, la más bella que jamás pensó que existiera. Vaya broma del destino, solo soñarla y destino cruel, ni siquiera lo dejo soñarla toda la noche. Despertó en la madrugada con el dulce sabor de tan agradable sueño. Estaba acalorado, se asomó un momento por la ventana y después intentó dormir de nuevo, al no poder pintó…. pintó esa efigie del amor que acababa de nacer para el tras ser un tema en totalidad desdeñado.
Varios meses llevaba ya de trabajar en ese lugar cuando una nueva exposición llegó. Había alboroto en la galería. Solo lograba escuchar que el pintor era un misterio y que al parecer después de tanto tiempo estaría presente en una inauguración. Ella no comprendía del todo pero estaba intrigada. Días antes de la inauguración llegó la obra al lugar. Todo estaba listo para montar. Las pinturas estaban recién terminadas. Y la encargada de desempacarlas al abrir la primera se sorprendió y gritó – Mira Samantha, es idéntica a ti, ¿posaste para este retrato?.
Javier estaba nervioso, nunca antes había estado presente en una de las inauguraciones de sus exposiciones. No sabía por qué. Últimamente salía a dar muchos paseos, siempre con su material en mano para dibujar al carbón. Le parecía fantástico solo sentarse en algún lado a disfrutar el clima, a ver la gente pasar, a captar algún rostro de su vista a su memoria y al papel.
Uno a uno los cuadros que fueron desenvolviendo eran retratos se Samantha, al parecer, en diferentes técnicas. Ella no comprendía como, no conocía al pintor de dicha obra y en determinado caso que lo conociera jamás había posado para nadie. Esto todavía la intrigó más, ¿quién la había pintado?, ¿dónde la había visto?, ¿por qué ella?. La curiosidad aumentaba, se sentía alagada, intrigada, y una leve sonrisita se quedó ahí tatuada en su rostro todo el día, ¿cuánto hacía que esa sonrisita no salía para quedarse en su rostro?.
Estaba nervioso y emocionado a la vez. Era una sensación extraña el ver a tanta gente reunida admirando sus cuadros y preguntando el precio. Siempre supo que se vendían bien, leía las críticas pero jamás le toco verlo en vivo. Se paseaba por entre la obra y la gente pasando totalmente desapercibido; pantalón de mezclilla, camiseta, saco casual; era uno más. Fue presentado ante los dueños de la galería pero con estricta discreción. Cuando se cansó de estar entre la multitud decidió salir a tomar un poco de aire a la calle antes de ser presentado ante el público si así lo decidía.
Samantha estaba encantada con esa primera inauguración a la que le tocaba asistir. Se veía realmente preciosa con ese vestido negro que había elegido para la ocasión, sobrio, elegante y perfecto para ella. Sus tacones, accesorios discretos y el cabello recogido la hacían ver increíblemente. Muchas personas se le acercaron a preguntarle si ella había posado o si era la de las pinturas, queriendo resolver así un poco del misterio del pintor. Al principio eso le halagaba, después la comenzó a hostigar, siempre las mismas preguntas y demás. Ella misma estaba inmersa en ese misterio, miraba a todas las personas tratando de averiguar si ahí estaba él, tratando de averiguar quién era, pero no hubo suerte. Salió un momento a la calle a tomar aire.
Era una avenida transitada, lo suficiente para ver pasar muy seguido las luces blancas y luego rojas de los carros. Ya estaba algo cansada y agobiada, por suerte la habían dejado tomarse unos instantes. Pensó que estaba sola en la acera, así que la presencia de una silueta de un hombre. Él también se sorprendió… pero al verla se quedó anonadado y se acercó poco a poco, a ella le daba la luz de la galería y cuando por fin estuvieron frente a frente Javier no podía creerlo; ella existía. Y Samantha lo supo, de inmediato lo supo… era él. Sus miradas se encontraron, sus preguntas se contestaron y en ese momento fueron solo ellos y las luces blancas y luego rojas de los carros.

Alarma (Jonathan Mata)

¿Quien disfruta estar en un sitio lleno de adictos, donde todo es ruido, humo y luces rojas que solo le hacen sentir a uno la muerte inminente?, ya veo que a ti te encanta. No se para que vas a esos lugares, dices que ahi se reune la gente de onda, pero te diré como lo veo, creo que a esos lugares va la gente que carece de afecto y busca a toda costa la aprobacion de tipos inconscientes que creen que dañarse los organos de a poco es lo maximo.

Te recuerdo una cosa, te quejas del mundo, que no te da empleo, que te discrimina, que te margina, pero llegas a la oficina oliendo a vomito y pidiendo irte pronto a casa para recuperarte de la noche que pasaste sin dormir, y cuando te niegan lo que pides solo dices, ese tiene algo en contra mia.

Vale vale, se que estoy sonando como tu padre, pero no es mas que la opinion de un tipo frustrado, me duele verte muerta, sinceramente me duele, pero no fui a tu funeral por una razon, la noche que saliste del bar mataste a una familia y te mataste a ti, pero tus amigos dicen que fuiste muy buena, tus padres que eras un ejemplo a seguir, y tus vecinos que eras una niña muy saludable, pero la verdad no mereces ni una lagrima, porque yo no tenia la culpa, yo solo pasaba por ahi..