15 enero 2009

COMPAÑEROS ( Magnolia Flores Tapia)


“La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma.”
Vengo de una familia de esas de las que se les dice “de abolengo”, con un apellido antiguo y un árbol genealógico extenso y no solo eso. Somos ricos, acaudalados y en ocasiones pecamos con tener demasiado tiempo libre. A parte del dinero y de la “buena cuna”, en mi familia había los más raros casos de manías, tanto clínicas, como de esas que solo son muy extrañas costumbres. Y me permitiré relatarles los casos de algunos familiares para que sepan de qué les hablo. Un tío de mi abuela gustaba de ver que la gente rezara por él, para lograr esto preparaba perfectamente su escenario con cuatro cirios colocados en cada esquina de su cama y dulce para atraer a las moscas, después abría las cortinas y se recostaba en la cama a disfrutar de los rezos.
Una tía abuela tuvo la mala suerte de recibir el mismo día de su boda la noticia de la muerte de su novio, estaba ya a punto de llegar al templo cuando se enteró de tal suceso, desde ese momento se rehúso a quitarse el vestido de novia y se sumió en una tristeza muy profunda, se rehusó por mucho tiempo a quitarse el vestido, a permitir que la asearan y a comer, finalmente murió.
Caso extraño también, fue el de un tío de mi abuela quien adoraba a los animales, tenía un verdadero zoológico, perros, gatos, caballos, aves y su favorito era un asno a quien solía llamar Don Simón, comía, conversaba con él, lo consideraba de verdad ¡su mejor amigo!, guardando a la par un total despreció por los humanos. Cuando el asno murió mi tío se se deprimió hasta que falleció y aunque muchos quisieron evitarlo fue enterrado junto al burro como fue su última petición.
Siempre me maravillaron esas situaciones, rogaba a mi abuela que me contara las historias de la familia; creo que eso fue lo que influyó en que me decidiera por estudiar medicina y posteriormente psiquiatría, mi familia hubiera preferido que eligiera otra carrera, pero esta es mi pasión y justo al terminar la especialidad me ofrecieron un muy buen empleo en un centro psiquiátrico. Nunca pensé en trabajar en uno, pero, me llamó la atención y el único inconveniente era que tenía que pasar algunas noches el dicho lugar, por eso antes de aceptar visité el lugar.
El hospital me maravilló, era amplio, con jardines y mucha iluminación. Acepté el empleo. No eran inconveniente las noches que tuviera que pasar, era el trabajo indicado para mí. Rápidamente aprendí todo lo que había que aprender, me integré a las actividades, al equipo, comencé a hacer amigos e incluso mis pacientes me recibieron bastante bien.
Todo parecía marchar perfecto, tanto que debido a mi esfuerzo y a mi tranquilidad en momentos de crisis obtuve en poco tiempo un ascenso, la pasión por mi labor iba aumentando más cada vez, y cada vez pasaba más tiempo en el hospital, entre pacientes y familiares, tratamientos y terapias. Sentía que mi vida era perfecta, tenía un empleo que disfrutaba bastante, mi familia y mis amigos estaban muy bien, incluso empecé a salir con un ex compañero de la universidad. Es difícil no sentirse invencible cuando la vida nos va tan bien.
Desgraciadamente la misma vida después de sonreír tanto nos da un revés, y nos muestra que no somos invulnerables, solo somos pequeños granos de arena, a mi me lo demostró tras un accidente en el que murió mi madre, siendo hija única fue un golpe fuertísimo, y justo después el chico con quien salía se mudó de país. No había nada más qué hacer, solo pude recurrir a mi trabajo, después de todo fue lo único seguro que me quedó, mas trabajo, más pacientes, más noches en el sanatorio y una realidad alterna reducida a un hospital psiquiátrico donde cientos de realidades se mezclan sin saber cuál es la verdadera. Mi frialdad profesional se transformó en calidez, de pacientes a compañeros. Y soy una más de aquellos que son por otros llamados “locos” sin tener con la acusación noción de la verdadera realidad, y en 5 minutos cuando las realidades cambian drásticamente hasta los hospitales psiquiátricos pueden ser un edén.

YO LOCO (Miguel Ángel Pérez Maldonado Mendoza)

En un momento de mi vida, me encanto leer y como el Quijote me encerré en la locura de las imaginaciones que me provocaba la lectura.
Yo leyendo un día, me impactó una reflexión que decía: “El mundo es vida y todo tiene vida”, “No hay amor sin locura y no hay locura sin amor” dijo Nietzsche. Así que dije: “¡Al carajo con los libros! y comencé mis caminos de amor por el mundo. Salí de mi casa y empecé por besar la banqueta y le dije: “Hola mi amor, estás mas hermosa el día de hoy, qué te haz hecho que te veo mas hermosa y exuberante” ¡Que carajos! continué mi locura de amor al mundo y después me encontré con la defensa de un vocho tirada en la calle y a ella se encontraba amarrada un mofle. La verdad me llene de compasión por la defensa pero el mofle se me hizo muy apetecible sexualmente hablando, yo los vi a los dos y dije para mis adentros: “¿Por que no hacemos un trío, al cabo se esta usando y sale en las revistas y películas porno?”, pero preferí seguir solo ayudando a sacarlos del camino y quedarme con las ganas, porque sino, estoy seguro se me hubiera acusado de prostitución infantil. Además yo lo único que quería, era amar al mundo desinteresadamente; por lo mismo seguía con estos arrebatos de amor, que me llevaban hasta el tuétano de estertores y gozosos retorcijones incomparables. En mi camino nuevamente me encontraba con una nueva presencia; exuberante, jocunda y por demás sexualmente agresiva; era una caja registradora. Dicen que el dinero hace atractiva a las personas pero ella era algo “mortalmente deseable”. Su tintilineo me sometía a unos debrayes psicologicos cada que se abría para dar cambio, yo pensaba: “Mami ¿como quieres que te agarre la morralla, para hacerte mía esta mañana?
Me acerque cautelosamente a ella, estaba decidido a todo, listo para meter mi mano en su bandeja, al tiempo que acercaba mi cabeza cuando sentí su traición. Otro metió la mano y la bandeja me dio un golpe en la cara. Explote en ira, he hirviendo de coraje al saber que las cosas tenían vida dije: Caja registradora: Eres una prostituta “hija de tal por cual”, para eso me gustabas “golfa”, no tienes que decirme nada, no me veras jamás, adiós. Salí y cerré la puerta, la gente se me quedaba viendo. Yo continué y a mi paso me encontré al mofle y la defensa bien agarrados el uno del otro. Los vi y dije:” ¡Hipócritas cerdos, sepulcros blanqueados, desgraciados, no saben otra que revolcarse en la calle uno con el otro, pero si yo les hubiera tocado seguro me habrían acusado de pervertidor! ¡Marranos, lacras hijos de la ching……! Los golpeé contra el suelo hasta sacarles las tecatonas de tizne y oxido que traían, debo confesar que me alteré en público, pero no lo pude evitar la gente pasaba y me veía haciendo eso, yo los veía y les decía: ¿Que me ven perros? Si yo no hago justicia ¿entonces quien? Que no han leído ¡Bienaventurados los que tienen ansias y sed de justicia! ¡Hijos de su fakiu yu moder! Estamos mal en el mundo. Nadamos en la mierda y hacemos gargaras con ella. Regresaba a mi casa y me encontré a la banqueta teniendo un abraso muy acaramelado con un zapato. ¿Qué la veo? ¡Noooo la hubiera visto, hija de 400mil chingadas! Te dejo sola y mira, ¡Puerca! Ya no me vuelvas a mirar como lo hacías antes; con esos ojos de libidinosa. No tienes perdón de Dios. Me quite el zapato y le empecé a dar de zapatazos hasta cansarme. Me di cuenta que en realidad el amor es locura, y como dice la Biblia, la cual me metí a leerla después. “El amor “Es comprensivo, el amor es servicial, el amor no tiene envidia, el amor nunca deja de ser” Y me volví a salir a la calle, porque pensé: “Edmundo necesita de amor y yo, puedo y debo dárselo.

Nomás Soy Escandaloso (José Luis Hugo Flores Hermosillo "Profhugo")

Cuando Augusto volvió su rostro y pudo ver el asombro, desesperanza y horror de su esposa le preguntó: ¿Pos qué trae usté?, ¿Por qué chilla y gimotea como si haiga visto al mesmo chamuco?
Pos… lo vide, contesta Asunción entre gemidos, lo devisé en tus ojotes de toro loco, lo oyí en tus gritos de apache marigüano, ansina… como cuando te dio el mal, como cuando tabas escuinclillo y pegabas bien hartos brincos y gritos, ansina tabas… como cuando matates el burro de mi tata, ansina comu’antes que tiechara lagua bendita el tata cura, vide al demonio Augusto…, vide al diablo, sí…, al Chamuco, deveritas que asina jue.
¡No sea taruga vieja babosa!, ¡Cuál diablo ni quiojo dihacha!, vieja mitotera, usté ta inventando, vieja chimolera, faramallosa, silipitica y escandalosa, pos nomás eso faltaba, ¡Yo, no tengo el mal, ni al demonio adentro!, nomás soy escandaloso, nomás eso y ya.
Sí ora verás tú, voacrer, ¡Cuál escandaloso!, los escandalosos no matan burros ni muerden gallinas y menos se andan revolcando en la tierra pa’andar como polvorones, todos cenizos de mugre, tierra y locura.
¿Siguis?… ¡No Chona…! ¡No toy loco…! ¡Yo no, no toy loco!.
Nomás me desfiendo d’estos que se ríen bien harto de mí, se burlan y mi’hacen desatinar, o ¿Qué?, ¿Quieres que sea un rajón y un sacatón?, ¿Edá que no?, pos por eso te digo que nomás me desfiendo, por que de mí, de Augusto Mancera Pantoja, naiden se burla… naiden y menos un pinche burro o gallina u pollo, no señor… faltaba más y… pos ultimadamente, si toy loco muy bien y muy yo, que al cabo y ansina toy a gusto y como dijo la canción: ¡ Mi guuuusto eeees… y quiiieeeen me loooo quiiitaraaaaaa!.

LOS LOCOS (Héctor De Anda)

Ese día se vieron vueltos locos por las calles. Dieron las cuatro de la tarde y los que asumieron el enigma fueron juzgados de locos por otros locos.
A unos se les ocurrió rezar. Construyeron templos, produjeron en serie figuras de iluminados, vírgenes, Cristos, Budas y demás divinidades. Descifraron libros ancestros como su locura les dio entender y lo que no entendieron simplemente lo ignoraron.
Otros inventaron e inventaron, hasta que ya no supieron que más inventar. Comenzaron a producir objetos que únicamente fueron complicando su vida.
A pesar de creer en su existencia, nunca tuvieron la capacidad de ver el microcosmo ni el macrocosmo absoluto, y aún así negaron la existencia de ciertas fuerzas místicas que sentían y nunca comprendieron.
Hubo algunos que se atrevieron a individualizar el fin impensable del universo a la mente humana, objetando que en cada mente existe uno similar. Idealizaron diferentes modelos característicos de actuar, pensar, servir, luchar, incluso morir. Jamás pensaron que el “universo” propio que ellos alimentaban en su mente, fuese a crecer tanto y a tal grado que de pronto comenzara a verse interceptado por “universos” pertenecientes a otros locos.
Lo que comenzó como una unificación de ideas, terminó en una muy incomoda sala de debates. Todos aferrados a su universo personal, olvidaron al verdadero.
La menor parte de los locos, optaron por imitar a la naturaleza. Imitaban todo lo que se les atravesara en su camino, lo hacían hasta entre ellos mismos. Construyeron palacios, compusieron música, pintaron, esculpieron. Después de cada imitación, se enorgullecían metiendo cumplidos, comentarios, criticas y alabanzas al interior de su ombligo.
Sin pensar nunca en la causa y origen de dichas obras, al final terminaban hartos de escuchar, escribir y hasta decir su nombre.
Un pequeño porcentaje de los locos, quienes en un principio habían asumido el enigma en una hora en particular, continuaron con su labor y deseo de ver realmente, de no encasillarse a un solo sendero, de observar analógicamente las partes de su cuerpo y darse cuenta que para llegar al corazón, en las venas existe más de un camino.
Descubrieron la clave con la que fueron capaces de expulsar el máximo potencial humano dentro de todas sus funciones existentes. Pensaban que si el hombre era capaz de adaptarse a los factores reales del mundo y al mismo tiempo a los factores fantásticos, ambos formarían parte importante para el desarrollo de su crecimiento. Muy pronto se dieron cuenta de que primeramente eran locos, para después poder dejar de serlo. Comenzaron a ser concientes de sí mismos. Descubrieron la importancia de las escrituras ancestrales indagando su verdadero significado. Inventaron diferentes tipos de procesos sanadores y medicinales con bases científicas y se dieron cuenta de que muchos de sus inventos eran capaces de contribuir con los designios de la naturaleza. Disolvieron su Yo comenzando a mirar al mundo a los ojos del mundo, aprendieron a interpretar un lenguaje especial y complicado con el cuál eran capaces de comunicarse con la energía inteligente que pertenece al macro y al microcosmo. Imitaban, construían, pintaban y escribían pero únicamente a manera de sanidad y agradecimiento.
Finalmente, al obtener la capacidad de equilibrar sus funciones corporales y espirituales con las de su alma, debido a la obtención de un secreto centro, llegaban a ese único punto donde en ellos ya nada ocurría y ya nada debía ocurrir puesto que, la capacidad de poder hacer verdaderamente se había amalgamado a su existencia.

Julia (Jonathan Mata)

Esta vez era grave, me llamaron del hospital para avisarme que Julia tenía la mandíbula fracturada. ¿Cómo pudo fracturarse la mandíbula?, bueno, antes que nada debo decir que Julia es mi mejor amiga, fuimos juntas al colegio y luego nos separamos hasta volver a coincidir en la facultad de economía. Cabe mencionar dos cosas, la primera es que no me sorprendió saber que Julia estaba en el hospital, pero ¿fractura de mandíbula? ha ido demasiado lejos, y la segunda es que ella adora vivir, pero no está de acuerdo con el mundo en el que habita su cuerpo, así que hace cualquier cosa por escapar aunque sea un instante de la realidad. Primero fueron ciertas drogas, pero eso pasó a ser obsoleto con el tiempo, pero un mal día, o bueno para ella, en una tienda de artículos para el hogar, le cayó un bote grande de pintura en la cabeza, y eso le cambió la vida.

Aquella mañana me llamaron del hospital por primera vez para avisarme lo que sucedía. Cuando por fin pude verla, me miró excitada y me dijo que había experimentado la locura por primera vez, la verdadera locura. Yo no tenia idea de lo que hablaba. Dijo que mientras estaba en el piso semiinconsciente había visto una serie de cosas y entendido otras tantas, dijo que todo era maravilloso antes de que el encargado de la tienda la descubriera y llamara a la ambulancia. Yo pensé que todo aquello era parte del proceso posterior al golpe, pero no fue así, a la semana siguiente recibí otra llamada del hospital, esta vez era un envenenamiento leve.

Al entrar a verla, me recibió de la misma manera, diciendo una serie de tonterías y con una cara de satisfacción que no había tenido nunca. En esa ocasión la transfirieron con un psiquiatra por un posible intento de suicidio, y aunque ella me había confesado que no se había intentado matar, no me dijo la verdadera razón por la que lo hizo, solo mencionó que era por la misma sensación del bote de pintura.
Con el tiempo me enteré de que visitaba a los enfermos del hospital psiquiátrico, y que pasaba el mayor tiempo que podía en ese lugar, según ella porque estas personas le hacían entender cosas que la gente común ignoraba. Cuando hable con Julia por ultima vez antes del accidente de la fractura de mandíbula, mencionó que la gente debería experimentar la locura por lo menos una vez en la vida, intentar cosas que la naturaleza no entendería, y yo por su puesto no entendí de que estaba hablando, incluso dejé de poner atención a lo que me decía porque no dejaba de desconocer a mi amiga de la infancia en los ojos de esta nueva persona.

Al llegar al hospital, el medico me recibió de la misma manera que el director del colegio recibe a la madre de un niño indisciplinado. Julia intentó meter su cabeza en el ano de un asno, pero este le pateo la cara cuando apenas se había agachado, el medico me dijo que hablara con el psiquiatra del hospital, que me estaría esperando en su consulta. Él me hizo muchas preguntas sobre Julia, preguntas que tenían que ver con lo que ella me había mencionado anteriormente, y aunque seguían careciendo de sentido los significados, entendí su cometido, el doctor citó lo que Julia le había dicho con anterioridad: “Mi vida se ha estancado, y no quiero quedarme mas aquí, pero no quiero morirme doctor, no tengo posibilidades de seguir adelante, prefiero volver a ese lugar donde todo fue mejor un día”. Según el medico, Julia intentó volver al vientre materno, donde no importaba como vivías, lo único valioso era precisamente eso, que vivías.

Mi nombre es Adela, y mi número telefónico está en la cartera de Julia como al que hay que llamar en caso de emergencia.

Pongamonos locos… (Por: a quien llevo en la cabeza, el que se ha creido el adjetivo de rey: Carlos Castro)

El tiempo vuelve locura a la verdad.

Esto no es para los críticos. Esto es para aquellos que aun aprecian la sinceridad.

Los hijos son un trip que se prolonga hasta su partida. El escritor no crea, solo interpreta. Sin lo que para él es la realidad, no podría escribir nada.

La edad es solo el transcurso que dura un nuevo organismo en adaptarse a su exterior. Mientras el exterior se lo permita y él aún pueda aprender, prolongará su estancia. Eso es todo.

Le recuerdo a mi estimado lector que todo sobre lo que posa su mirada en este papel (quise decir pantalla de computadora, pero prefiero pensar que esto ha válido la pena como para imprimirlo en papel), es una falacia.

Te comando que no sientas nada. Ni siquiera coraje contra la ineptitud de este escritor, por su falta de talento literario. No te asombres de las estupideses que escribo, no intentes entenderme, no me malinterpetes.

Si lo estas pensando, esto no es psicologia inversa.

Perdámonos en este código que llamamos lenguajes. Solo un código, recuerda que nadie dijo que era verdad. Me exijo ahorrarme mis comentarios. Pero no puedo, ésta es la naturaleza del loco. Esto seguirá y tú serás mi receptor, mi estímulo y yo tu estimulante. Estamos conectados quieras o no. Lo que yo haga tendrá una reacción sobre ti, te podrá gustar, molestar, parecer indiferente. Pero una vez que este texto entre por tu retina, y tu cerebro la interprete seremos parte el uno del otro. Aunque no lo interprete, éste será el texto ininterpretado en tu memoria, quizás uno de los tantos (Al escribir esto y pensar en nuestra conexión, pienso que podrias ser Monica Belluci y esto comienza a gustarme). Es inevitable. Pertenecemos juntos aunque los kilómetros y el código nos intenten separar. Estamos tú y yo juntos quieras o no. Deja de leer o continúa, eso ya no importa, he entrado a ti y me quedaré ahí por siempre.

Ahora te pregunto ¿quién es el loco?

Si me quieres entender, primero te pido que dejes de pensar como lo haces cotidianamente. Más bien he querido decir: funcionar. Sabotea el código de tu programación.

Destruye el yo. Tú no eres quien odia el higado, quien ama las peliculas de acción, los pechos grandes y las nalgas aun mas grandes, los morenos o rubios. Tú no eres quien teme hablar frente a una masa. Quien ha declarado guerra contra la idea de la bancarrota o quien la ha aceptado como una constante más en su existencia. Quien tiembla ante el hambre, ante el dolor, ante la muerte.

Ese. Esa voz. Ese, es solo un fragmento de ti, de lo que “realmente eres”. La energía que te fluye, si me quiero escuchar a la Castañeda.

Aquí podrás ser quien te plazca. Al mismo tiempo o solo por un instante, un fragmento de segundo. Se un burro banquero. Un banquero con grandes dientes y un pene aun más. Créetelo. Actúa. No somos nada más, tú y yo. Solo grandes actores. Quien creemos ser.

Si me das la razón, porque en el resto del dia demostraras lo contrario, con tus acciones y reacciones. “Mis” preguntas. “Mis “respuestas.

Seguiremos viviendo la vida. Reiremos y sufriremos con la bandera de quien escribe y de quien lee, aunque lleguemos a cambiar lugares.

Deja de suponer y asentir. Creer que entiendes.

La vida se ha tornado en una suposición.

Es momento de un poco de verdad… mínimo un destello de ella.

Bienvenidos al mundo de un loco. Aquí la única constitución es: DESTRUYE AL YO.

Corazones rojos a la orilla de la carretera. Edificios hechos de luz. Voces que forman melodías. Un avanzar hacia el pasado. Puertas que se cierran. Huellas. Las ondas que conectan tu besar con el mio. Tu querer con mi corazón, con mi cerebro. Nuestros torbellinos enmarañados.

Paisajes llenos de mentira, es la mejor descripción de lo que acabas de comer.

Seamos sinceros. Si eres el malo haz el mal. Si eres el tirano ordena y bebe. Si eres el salvador bendice.

Mata, muere o conviertete en un enmascarado a la moda.

Aquí no encontrarás claridad. Esto no es una guía. Mucho menos una verdad.

Aquí lector y narrador perciben hasta donde la linterna (el medio: la luz convertida en palabras) nos lo permita.
Escribo aquello que veo en mente, producto del estímulo externo. Moiré tenías razón (mensaje subliminal de escritor a escritor)

¡Hey, que te he dicho! ¡Continua! ¡No proceses! ¡Una mentira! ¡Una mentira!

¿En dónde me he quedado?

Correcto. Decia:

Escribo
Escribo, porque deseo materializar todas las posibilidades que mi mente genera como reacción a las trivialidades de la vida.
Por medio de la escritura intento hacer todo real. Dejar de estar solo con esta avalancha. Quédate por favor, sintamos el venir de la muerte juntos.

Vuélvete loco conmigo, ¡te lo ordeno!

02 enero 2009

El instante que somos (Carlos Castro)

Cuentan sobre un hombre que incluso soñaba despierto. A los 23 años tenía las arrugas de un hombre de 40.

Mi condición me ha permitido vivir más de una vida. Dijo entre algunas de sus respuestas a la única entrevista que concedió.

En la madrugada de su merte. 80 años que semejaban cientos sobre una hierba seca. Ciego. Sin poder reír. Pero aún con la lucidez de un sabio.

El hombre solo encontrará una inmortalidad utópica si antes domina el tiempo. Congelarlo es el truco.

Con tantos años encima, tantos sueños, tantos deseos cumplidos. Esto que ustedes llaman realidad es para mí un sueño más.

La vida que vivimos y los sueños no difieren mucho. Tan solo los sueños son un poco más divertidos. Nunca se sabe qué vendrá después. Tal y como ser un cavernicola otra vez. Un nómada. Se recupera el don del asombro y la lucidez ante el presente.

Huerfano de nacimiento. Solitario por voluntad.

Me sorprende que yo los sorprenda. Después de todo el hombre moderno nunca despierta. La mayoría vive en su imaginación. En sus próximos planes y los que ya pasaron pero que no tuvo el tiempo de vivir. Nos convertimos en pasado y futuro, cuando nuestra verdadera naturaleza es el presente. Sin lugar a dudas somos flexibles. Camaleones.

Los sueños duran apenas unos segundos. En mi final es posible que mis ultimos segundos de vida se conviertan en otra vida entera de sueños dentro de sueños.

El hombre es poseedor de un gran don. En su mente no existe el tiempo. Una palabra, sonido, una imagen, un olor, pueden generar sinnúmero de ideas e incluso historias en cuestión de segundos. Este es nuestro último refugio del tiempo. Irónicamente esta cualidad también nos causa la eterna locura humana. Pienso más de lo que el universo material me permite vivir. El ser humano moderno es un colosal iceberg.

La mente no se crea ni se destruye solo se transforma.

01 enero 2009

El árbol (Magnolia Flores Tapia)




“Hoy es el primer día del resto de tu vida” – anónimo

Daniel abrió los ojos y volteó a su ventana, recién acababa de amanecer, eran poco menos de las 7 de la mañana de su cumpleaños, ya había movimiento en su calle, no había dormido mucho; una noche antes había llegado tarde de trabajar, no sentía haber descansado bien pero ya no quería estar acostado, se puso unos jeans, playera, tenis y chamarra. Bajó rápidamente por las escaleras, salió de su casa y abordó su coche, no había desayunado pero tampoco tenía hambre, ya desayunaría algo por el camino cuando volviera su apetito. Tenía algunas cosas por hacer, pero, en realidad iba manejando sin rumbo alguno… la idea de su cumpleaños no le entusiasmaba demasiado a pesar de que había recibido bastantes felicitaciones y en la noche se reuniría con sus amigos en un bar para festejar, a él solo le parecía inevitable y a la ves ridículo empezar a pensar en la palabra vejez.
Siguió manejando sin destino preciso, siguió por una carretera que iba hacía un pueblo relativamente cercano a la ciudad, después del ajetreo de las calles siguió avanzando, dio una vuelta y se topó con un camino de dos carriles, en buenas condiciones y con un paisaje maravilloso; la carretera era recta, y a los lados habían arboles enormes, también había sembradíos y el cielo estaba azul solo con unas cuantas nubes vagabundas. Mientras seguía manejando y admirando el paisaje lo invadió una gran desesperación, se orilló en la carretera y comenzó a llorar apoyado en el volante del carro, lloró como hacía tiempo no lo había hecho… tras un momento de llorar desconsolado se calmó, salió del coche para tomar aire, el viento acarició su cara, él se secó la cara con sus manos y miró al frente, había quedado frente a un árbol enorme con un tronco grueso y sus hojas verdes eran agitadas por el aire.
Daniel se quedó inmóvil un rato tan solo mirando al gran árbol mientras era envuelto por una gran tranquilidad, era un sentimiento tal como el que llega tras un cálido abrazo. Dio unos pasos, tocó el tronco del árbol y se sentó bajo sus ramas. Cumplía exactamente 30 años y hacían 8 desde que llegó a esa ciudad con una maleta llena de sueños, unos se habían ido, otros habían mejorado, otros tantos ya habían sido cumplidos y algunos más ya casi los tenía olvidados.
La absurda idea de la vejez se fue de su mente, el vacío que sentía en su corazón por sentirse solo y sin haber logrado nada de lo que alguna vez soñó se desvaneció con el viento fresco… se dio cuenta de que había logrado mucho, de que había aprendido más y ahora estaba frente a muchos nuevos objetivos para perseguir, tenía muchas más aventuras que vivir, muchos sueños que rescatar y también tenía que seguir soñando, ahí bajo ese árbol que tenía más de 100 años de haber sido plantado se dio cuenta de que terminaba una etapa e iniciaba otra totalmente nueva para descubrir, que aún era joven y tenía un largo camino que seguir y se dio cuenta también de que el tronco del viejo árbol era más fuerte que nunca y sus hojas nunca habían dejado de ser verdes .

La caja de galletas (Jonathan Mata)

Mi hija me pidió con mucha insistencia que le mostrase los juguetes de mi infancia, la realidad
es que no había mucho de donde elegir, porque mi infancia terminó de manera anticipada. Por
alguna razón que sigo sin entender, el destino me tenía preparada una jugada inesperada, al
buscar entre las viejas cajas empolvadas, encontré una pequeña caja de cartón sobreviviente de
aquella época, era una caja de unas galletas que ya no fabrican en estos días.
Aproveché la distracción de Valeria, mi hija, para separar esa pequeña caja del resto.

De algún modo me ausente de toda actualidad en ese instante, recuerdos amargos me
invadieron, y Valeria lo notó, le di una caja de pequeños soldados de madera que ni yo mismo
recordaba; ella estaba fascinada, como si esos muñecos fueran de otro mundo, y en parte tenía
razón, 1963 era otro mundo.

En 1963 se vivía un tiempo duro en mi país, hacia 18 meses que las fuerzas revolucionarias
asediaban las calles, peleando por causas que yo no comprendía, y probablemente ellos tampoco.
La navidad era una época que yo adoraba, no había muchos obsequios, pero la familia llenaba
cualquier falta de objetos, era mi padre, mi madre, mi hermano y mi hermana menor. Yo contaba los días para la Nochebuena con 3 meses de anticipación, era el instante donde no importaba la revolución, donde lo que importaba era el momento de compartir sonrisas al momento de descubrir nuestros obsequios. Me gustaba anotar con un gis en el patio de la casa todos los días que restaban, y luego los borraba. Trataba de borrarlos lo mas tarde posible para que la emoción fuera mas duradera.

Las semanas pasaron y en el periódico se leía algo muy esperanzador para todos, habría
una tregua de 10 días por las fiestas. Era muy emocionante ver a mi padre tranquilo por esa noticia, y creo que todos sentíamos lo mismo. El día 22 de diciembre, mi padre salió a comprar
una botella de vino especial, con el que celebraría en la Nochebuena junto a mi madre,
era una tradición para él comprar ese día el vino, cada año lo hacia así. No recuerdo bien a que hora salió, pero recuerdo bien a que hora mi madre comenzó a llorar porque no regresaba, eran las 10:40 de la noche.

Se llamó a la policía, y a los vecinos, pero mi padre no apareció. Mi madre se sentó inmóvil,
mirando el reloj por casi 4 horas, tenia las manos juntas con una pañuelo bien apretado.
Habían pasado 24 horas y no había noticias de mi padre, y la verdad es que yo no comprendía
del todo que sucedía, solo me partía el alma ver a mi madre sufrir así, tenía miedo de que
llegara la noche del día 24,ojala hubiera podido retrasar el tiempo, para no ver la cara de mis hermanos y mi madre tratando de comer un pavo que no tenia color, pero no pude.

Ese día nos fuimos a la cama en silencio, había una incertidumbre brutal en el ambiente, y yo
tenía una ansiedad terrible porque amaneciera, y esta vez no era para abrir los regalos, era solo
para acallar las imágenes que venían a mi mente.

A las 8 en punto de la mañana del 25 estábamos los 4 rodeando el árbol, había una caja para cada uno de nosotros, mi hermano recibió un camión de carga, mi hermana una muñeca con equipo
de profesora y yo un robot espacial, en la caja de mi madre había un alhajero que poco recuerdo.
El obsequio de mi padre quedo intacto, estábamos esperando a que él mismo lo abriera.

Pasaron los días, y las semanas, los meses y un año, mi padre no apareció, y su regalo
seguía sin ser tocado para el día en que él mismo lo destapara, no podía creer lo poco que había
jugado con ese robot, simplemente no tenia ganas de usarlo. Las navidades pasaban, y parecía
que nadie quería volver a recibir un regalo en su vida, cada año solo estaba el de mi padre bajo
el árbol, solo mi madre sabía qué era, pero nadie se atrevió a preguntar.

Mi país encontró la paz hasta el año 74, pero mi padre no apareció. Los años se pasaron rápidos,
y las épocas navideñas eran interminables, yo sinceramente en las muchas navidades que siguieron, he esperado que mi padre vuelva y abra su obsequio, ese que mi madre envolvió en una caja de galletas y que hasta el día de hoy nadie tocó..