20 febrero 2009

Rocamadour (Por: Héctor De Anda)

El lugar comenzaba a llenarse y eran las mejores horas para estar ahí, llegaban todo tipo de personas con personalidades distintas; variedad de ancianos, parejas, hombres obesos y delgados, jóvenes y hasta grupos de señoras que se juntaban después de jugar bingo.
-Es impresionante la cantidad de personajes que te puedes encontrar en este tipo de lugares-. Dijo Rocamadour.
-En efecto, por eso me encanta, venimos a formar parte de esta enorme sopa tarótica eneagramática, en la que sin darnos cuenta nos cocinamos a diario.-
-Y pensar que, como tú dices, nos cocinamos pero junto a individuos inconcientes, estúpidos y algunos hasta siniestros y malignos-. Respondió.
-Eso es preciso Rocamadour, precisamente por eso incluyo la visión tarótica en esto. Uno debe de aprender a mirar todo como una unidad y en el tarot así sucede, pues es un gran libro que se complementa carta por carta. Toda la arcana mayor, esta complementada carta por carta a manera de duplas, estas duplas tienen un orden muy particular. Imagina que te encuentras en la carta número 12 que es la del Colgado y ahí mismo se encuentra la carta número 11 que es la de la Fuerza. Ambas se explican una a la otra, el Colgado vendría siendo el sacrificio que uno debe realizar para así obtener la Fuerza, y si comienzas por ellas y te vas hacia atrás y hacia delante cada carta posterior y anterior se explicarán a su vez. La 10 que es la rueda, con la 13 que es el arcano sin nombre, muchos piensan que es la muerte, pero no es así, simplemente es el arcano sin nombre. La 9 que es el ermitaño, con la 14 que es la templanza y así sucesivamente. A lo que me refiero es a lo siguiente, vivimos en un mundo dialéctico; todo el tiempo la gente se encuentra en una tesis o en una antitesis, pero muy pocos llegan a la síntesis. Estamos rodeados de personas diferentes, como dices algunas siniestras y malvadas, pero precisamente se trata de eso, se trata de encontrar esa síntesis de vida que existe a nuestro alrededor. Leí en un libro que explica muy detalladamente las cartas, la explicación del arcano 15, el diablo, que naturalmente venía con un doble sentido. Él se proclama a si mismo como un invento que el hombre engendró únicamente para justificar sus actos malos, pero sin embargo, al mismo tiempo también se nombra a mismo el rey de la mentira, ¿esto que quiere decir? Pues que mienten sus palabras cuando dice que es una simple creación del hombre. Decía Baudelaire, que la más fina y bella astucia del diablo, es hacernos creer que no existe. A lo que quiero llegar es que el mismo diablo nos da la clave de no seguirle, él mismo nos dice que no existe siendo nomás un invento de nosotros para justificarnos. Es triste pensar en dos cuestiones, la primera que aunque esto suceda, aunque el nos advierta de su malicia, ¿por qué muchos le siguen? y la otra es, ¿Por qué nos advierte? ¿Habrá algo de bueno en él que le haga advertirnos su plan desde el comienzo? Precisamente sí, por que el diablo también juega ese rol dialéctico y precisamente él se encuentra en la antítesis de todo esto. Recordemos que el no es mas que una creación divina, corrompida por la soberbia, pero, cuando uno llega a ser conciente de esto, puede devolverle esa cuestión divina, puede llegar a la síntesis de Dios y del diablo, de luz y oscuridad, ¿te das cuenta? Nombras uno y sin poder evitarlo ya estás nombrando al otro, es por eso que con esa síntesis, con esa disolución de ambas partes, se puede llegar a una unidad pura, a un estado único donde las dualidades se convierten en un solo ser, en una sola conciencia, en un solo y potente espíritu. Es lo que debemos de hacer nosotros, encontrar ese equilibrio armónico, esa espiral.-
Rocamadour me escuchó muy atentamente a todo lo que dije, yo sabía que tenía opiniones y no tardó en decirlas.
-Hablando de personas malvadas, como Crowley, que era satánico y adorador del oscuro, te diré: quizás lo siguen, pero puede ser que realmente comprenden el significado y entienden las metáforas de las mentíras.-
Le interrumpí inmediatamente. –Yo en lo personal no creo que Crowley haya descubierto nada, pretendía ser un mago negro, un oscuro, pero jamás lo logró plenamente, o caóticamente, mejor dicho. Sus últimas palabras fueron “a veces me odio tanto a mi mismo”, ese argumento no es de alguien que haya alcanzado un nivel de conciencia real.-
Rocamadour en seguida respondió a lo que dije.
-Posiblemente, estoy de acuerdo contigo, pero para los que quizás lo logren, su situación no este muy alejada de la verdad, quizás una verdad velada y oscura, pero verdad al fin. Muchos ateos y satánicos en la cumbre de sus creencias oscuras, inexplicablemente cambian su postura y se proclaman cristianos devotos o seres que desean obtener la luz. Lo que quiero decir es que los caminos del pensamiento y de la búsqueda de Dios y la verdad son como ríos que conducen a un mismo mar inmenso y luminoso.-
Pensé por unos segundos lo que me había dicho y concordamos.
-Tienes razón, el hombre debe de pasar por todas esas experiencias, debe sufrir para alcanzar la verdad, esto podríamos relacionarlo al Colgado que la ha visto.-
-Que sufre y que al final posiblemente muera, pero libre.- dijo.
-Exactamente.- le respondí.
Rocamadour apagó el cigarrillo y terminó el tema.
-La verdad nos hará libres.-

Del mañana y El Diablo (por Carlos Castro)

Llegué a las faldas de la prisión El Diablo horas después de que estallara la revuelta civil. Ya habían caído las cabezas de varios falsos líderes y gobernantes. Se rumoraba que para las próximas horas se desprendería, junto con su columna vertebral, la cabeza del presidente de la nación.

Yo estaba ahí para rescatar a mi madre, quien cumplía 10 años de cárcel por la negligencia de las investigaciones.

Desde aquel ángulo El Diablo semejaba un colosal cubo tallado en piedra negra.

Me acompañaba mi hermano menor, David. Cargabamos cada quien con una bazuca, diez granadas y municiones suficientes para simular una lluvia de estrellas.

Nos miramos y sonreimos. Las detonaciones que azotaban al resto de la ciudad simulaban una pieza musical de suspenso. El canto de la guerra.

Apunte la bazuca hacia la entrada principal. Mi hermano preparó su Aka. Respiramos en unisono. Jalé el gatillo.

Mi madre es inocente, debo aclarar antes de proseguir. Una mañana en camino a su trabajo alguien le robo su bolsa. Al día siguiente su bolsa fue encontrada junto al cadaver de una querida del hijo del diputado Jiménez. El Diablo era su hogar desde hacía ya dos años.

Los muros se simbraron al compás de la destrucción de la puerta. Las alarmas se activaron. Irrumpimos en una cascada de balas.

David y yo protegíamos nuestros cuerpos con trajes cuerpo completo antibalas. Al menos de que nos dieran con un cohete nada nos detendría. Habíamos estado planeando este atercado desde su detención. Iniciado con un balbuceo motivado por la espontaneidad y rabia de las noticias, cobró fuerza y lógica con el pasar de los dias. No teniamos nada que perder, madre era la única familia que nos quedaba.

Nuestras balas destruyeron los suaves y regordetes cuerpos de los guardias de esta sección. Nuestras granadas reventaron a otros como piñatas. Aquello era una fiesta. El confeti eran las viceras y sangre de los traidores. Jalaba el gatillo, lanzaba granadas y escupía con mi bazuca riendo. El abdomen comenzaba a dolerme.

Primero debíamos llegar hasta la oficina de El Diablo, director de la prisión desde su inauguración. Un temido ser, El Diablo. Nacido de burgueses que en sus infancias fueron golpeados indigenas. El Diablo creció creyendo plenamente es su divinidad. Tú has caído en esta Tierra para dominar, para establecer las reglas. Tú eres un elegido, hijo mío. Las palabras de sus padres y sobornados maestros lo volvieron casi indestructible.

Llegamos hasta su oficina. Apunte con mi bazuca. Acaricie el gatillo. Y antes de jalarlo una oleada de calor derritio la puerta y nos escupió a varios metros de distancia.

El Diablo se presentó. Su cuerpo se refugiaba dentro de un Todaysoldier.

Los Todaysoldiers, armas militares, habían sido creadas tres años atrás por el gobierno de la tiranía del norte. Creados para combatir sus ficticias guerras de paz, que solo habían traído la decadencia del mundo entero. Los Todaysoldier se amoldaban perfectamente al cuerpo del tripulante, quien al controlarlo aumentaba sus fuerzas a más de un mil porciento, ademas de que esta especie de armadura venía equipada con lanza granadas y metralletas.

Aún así, eran destructibles. Podían sangrar. Una mortal bestia después de todo.

Nos incorporamos y apuntamos con nuestras bazucas a sus puntos vitales. Disparamos y aquel lugar asemejo un nuevo big bang.

Me quedé sordo por unos minutos. Una columna de humo nos sofocó entre lo que quedaba de paredes. Caminé con sigilo, esperando a que El Diablo apareciera entre la niebla. Pero no se paró. Lo encontré partido en dos, riendo y diciendo a manera de mantra la siguiente oración: Soy El Diablo, el elegido. Me miró. ¿Eres un ángel? No, soy un hombre. El hombre que te ha quitado la vida. Y comenzó a bramar como cerdo. Saqué mi machete y le desprendí la mano derecha. Me miró con la duda de un infante. Necesitaríamos su huella digital para abrir la celda de mamá. Tomé una de mis granadas, le quité el seguro y se la metí entre las fauces, no sin antes dislocarle la mandibula.

Salimos de aquel colosal cadáver minutos después, mi madre cargando a mi hermano quien se había desmayado por el olor a muerte.

La revuelta aún sigue. Sin embargo, se pronostica su culminación. Lo podemos sentir en el aire. Se siente en el corazón.

LA SILLA VACIA (Jonathan Mata)

Querido Antonio:

Te echo de menos. Estoy en la ciudad, escribo estas líneas desde nuestro amado café en Pigalle, elegí este sitio por todo lo que representa en nuestras vidas, y ya que estoy aquí he aprovechado para revivir recuerdos bebiendo un espresso. Nuestra mesa se encuentra desocupada, pero no he tenido el valor de pedirla, tú sabes muy bien por qué. Son casi las ocho y estoy por marcharme, no adivinarías con quien estuve charlando por casi dos horas, si, con Angelique, está radiante, la encontré sentada y sola cuando entré, casi no la reconocí por el camisón que usaba, tu sabes que ella nunca usó camisón, es alucinante verla tan cambiada en el estilo, ojalá pudiera ver como sonríes Antonio, se que te provoca gracia imaginarla.

Recuerdo cuando llegamos a París la primera vez, no puedo evitar reír al recordar tu expresión descompuesta al ver el apartamento que nos consiguió Angelique, era absolutamente oscuro, un gran cubo negro como tu dijiste. No soportabas la idea de vivir sin electricidad, hasta que empezaste a ensayar tus números a la luz de las velas, solo se iluminaba tu figura delgada y perfecta, era un gran tiempo querido Antonio.

No creerás lo bien que se conserva Angelique, luce aun mejor que el día que la conocimos, los años le han sentado de maravilla, yo no pude dejar de mirarla insistente toda la tarde, sigue teniendo eso que nunca supimos explicar, lo llamábamos magia ¿recuerdas? Intercalaba mi atención entre su belleza y nuestra mesa vacía, me preguntó si te echaba de menos, no pude contener el llanto y respondí con la cabeza que si, que te echaba mucho de menos, y es verdad Antonio, siento mucha culpa por lo que te dije la ultima vez, me siento tan egoísta. Esperaba verte llegar al café, cada hombre de rasgos finos me recordaba a ti, era una alegría inmensa la que sentía al pensar que serias tú, y una tristeza profunda al darme cuenta de que era imposible.

Después de una plática y un café exquisitos, Angelique se despidió, me besó en los labios casi sin tocarlos, como siempre, y se levantó, le tomé la mano y le dije que lucia espectacular, y ella solo guiño el ojo y dijo...< Tengo pacto con el diablo, querida>. Te describo a detalle su despedida porque sé que disfrutabas verla marcharse majestuosa en ese acto de cabaret fino, y ella lo hacia aun mas vistoso porque sabia que te encantaba.

Te diré algo que seguro te alegrará, Angelique está limpia desde hace dos años ya, le cambiaste la manera de ver las cosas, y a mi, ojalá no hubiéramos pasado nuestra juventud entera inyectándonos esa mierda, te lo digo en serio. Bueno querido Antonio, como cada año sin falta te dejo mi carta, estaré en Paris por un par de días y luego regreso a Amsterdam para montar mi nueva colección, seguro te encantaría. Me despido recordándote mi amor infinito, esperando un día reencontrarnos para nunca mas tenernos que separar.


Hasta siempre mi amado Antonio.

Rafael

MONOLOGO REFLEXIVO (Por: Blanca Dayane Castro)

¿Hacia dónde va todo lo que mandamos al diablo?... ¿querrá el diablo recibirlo?...
Yo he mandado el amor al diablo lo cual es una ironía tan solo pensarlo, pero lo he hecho y no he recibido ningún recibo ni comprobante de que el amor está realmente con el diablo.
Es como si de repente quisiéramos encerrar a nuestros enemigos nuestros malos momentos y pensamientos en un gran cubo negro.
Al diablo se le mandó hace mucho la democracia y es hora que no la ha regresado. El pasatiempo del diablo es jugar con nuestros pensamientos en una noche obscura y de tormenta, crear sombras con movimiento y hasta sonidos.
Todas las malas acciones se las achacamos al diablo, como si nosotros no tuviéramos nada que ver en el asunto, el diablo es ese pensamiento que te ronda al ver a otro ser humano bastante agraciado que se dirige hacia ti con una mirada erótica.
Al diablo hemos mandado sermones y buenos consejos también… me imagino a don Satanás oyendo hasta la saciedad que no lleguemos tarde a casa un sábado por la noche mientras él planea una estrategia para regresarnos al camino de ser humanos.
No me gusta pensar mucho en el diablo, creo que le he mandado muchas cosas y ya ha de estar lleno mi casillero… no se si algún día me las regrese o sólo esté jugando con ellas. Quizá sale los domingos al baratillo a vender las cosas que le hemos mandado
“No temas a las sombras solo son un indicio de que en algún lugar hay una luz resplandeciente”

ELLA (Por: Magnolia Flores Tapia)


Los pueblos son fuente de muchas supersticiones y de historias sobrenaturales… leyendas que nos entretienen o que tienen a bien transmitir conocimientos, educar… evitar malos comportamientos… mitad verdad, mitad invento. Aquel año mi hermana y yo fuimos a pasar nuestras vacaciones con la abuela al pequeño pueblo donde ella vive, estábamos encantadas. La gente era muy amable, estábamos alejadas del bullicio de la ciudad y desde siempre fuimos muy apegadas a ella y ella siempre apegada a nosotros y muy cariñosa.
Era el cuarto día en época de semana santa… un día nos levantamos temprano para ir al templo, al mercado y después a desayunar, todo transcurría temprano ya íbamos de vuelta a casa cuando al pasar por una vieja y enorme finca mi abuela se santiguo, habíamos pasado por ese lugar casi todos los días más de una vez, y eso jamás había pasado.
La casona estaba sola desde hacía bastante tiempo, la misma casa tenía una arquitectura muy francesa para ser del tiempo que era y en un pueblo, tenía bastante jardín y varios cubos negros formaban parte de la decoración del lugar, habiendo uno más grande que todos en una fuente que estaba al frente de la casa con una especie de glorieta. Al preguntarle a mi abuela el por qué se ese acto nos relató una historia…
Ese lugar era de unas personas sumamente ricas un matrimonio relativamente joven, él al parecer tenía negocios bancarios, tierras y era prestamista y ella a diferencia de él era francesa venida a México cuando niña, como era natural no trabajaba pero si se sabía que era muy culta y se le podía ver siempre con un libro, pintando o dibujando algo, según nos cuenta mi abuela. Eran muy amables y vivían en el pueblo porque ella siempre fue muy enfermiza, el aire del campo le hacía bien, solía pasar temporadas solo con la servidumbre mientras su esposo atendía los negocios. Se veía que se amaban mucho, pero no pudieron tener hijos hasta después de mucho tiempo.
La mujer murió en el parto y al varoncito que nació su esposo decidió llamarle Miguel, por todo lo que tuvo que pasar y por devoción al arcángel del mismo nombre a quién ella siempre se encomendaba. Él fue un niño sumamente querido, su padre se veía en su hijo, fue muy esperado y era muy parecido a su madre, ella era una mujer muy bella y heredo esa belleza a su hijo que además cuando grande tenía el porte y actitud de su padre y los finos rasgos de su progenitora. Era alto, sus ojos eran claros pero nunca se pudo saber exactamente de que color, le cambiaban según su ropa, era muy inteligente, varonil, caballeroso y atento, su piel blanca y su cabellera rizada completaba el cuadro, un verdadero ángel coincidían todos.
Naturalmente como todo joven se enamoró de Clara, la muchacha más bonita del pueblo, su padre era ganadero y vendría siendo prima mía _ agrega mi abuela- pero yo tan solo era una niña en ese entonces. Se comprometieron como era debido y la fecha de la boda estaba ya cuando ella enfermó y al poco tiempo murió. No se puede describir la tristeza en la que Miguel cayó. Cualquier mujer lo hubiera aceptado como esposo, pero él ya no quiso saber nada, y se dedicó afanosamente a las cuestiones religiosas.
Su padre, que no quería que llegara su momento de morir sin antes saber que su hijo no quedaría solo, al no tener más familia el que él tuviera una esposa por lo menos lo dejaría tranquilo, y vaya que el señor ya era mayor en ese entonces. Meses después llegó una mujer a ocupar una casa que estaba deshabitada desde hacía unos años, la mujer tenía un aspecto extraño, bastante elegante, joven y sola, llegó sin familia, a penas unos cuantos criados y muchos lujos, todos supusimos que por su actitud iba de una gran ciudad, pero nadie comprendía por qué había llegado hasta ahí. Y sobre todo a nadie nos daba buena espina. Mas pronto que tarde comenzó a hacer buena amistad con el padre de Miguel y a querer comprometerse con Miguel, cosa que al joven no le agrado para nada, él siempre decía que no habría mujer más allá de Clara y que después de todo, su única compañía sería Dios Jesucristo nuestro señor.
Ante las actitudes del joven el padre solía encolerizarse como nunca, hasta que decidió comprometerlo sin más en matrimonio. Pero a los pocos días de esa decisión el señor murió, por lo que el plan no se llevó a cabo tal cual, pero siempre estuvo al pendiente esa extraña mujer a la cual él siempre repelía y como cosa extraña ella jamás entró al templo o al camposanto.
No fue mucho el tiempo que paso para que ella tratara de aprovecharse de la situación, pero el joven amablemente siempre la solía rechazar hasta que todo comenzó a ponerse cada vez peor, el clima se tornaba lluvioso cada que ella se enojaba y todos empezamos a saber que ella no era algo natural ni divino…
Un año acabó, otro empezó y desde que esa mujer estaba en el pueblo todo iba cada vez peor, y más cuando la semana santa terminó… como cosa extraña Miguel enfermó, y ella con todos sus sirvientes se ofreció a irlo a “cuidar” cuando un caballero elegantemente vestido y todo de blanco abrió la puerta de la casona, nadie lo vio entrar o llegar al pueblo pero cierto es que jamás permitió que ella entrara. Él se parecía bastante a Miguel, rubio, rizado, bastante alto y con un aspecto bastante tranquilo, a nadie le incomodaba y a todos parecía provocarles una inmensa ternura.
Miguel murió, y muchos aún creen que fue por tantas tristezas que se debilito y finalmente falleció… pero no se sabe. Lo cierto es que la mujer desapareció después del día en que falleció, solo ese mismo día momentos después se cuenta que una platica entre el caballero de blanco y la mujer se escuchó… él le advertía que no debía acercarse a él, y ella simplemente dijo que no haría nada en su contra, y no iría a turbar su camino. Después jamás se le volvió a ver. Y la tumba de Miguel nunca ha estado sin flores y sin pasto verde a su alrededor a pesar de que no dejo a nadie. Sus bienes fueron para los más pobres del pueblo y de eso hoy justamente hacen ya más de 70 años. Y todos tenemos la sospecha de quienes eran esas extrañas personas, sobre todo acerca de quién era ella… pocas cosas raras pasaron después de su partida, su casa se derrumbó dejando un ligero olor a azufre que se desvaneció pronto.

10 febrero 2009

Hoy No Puedo - (Por: Magnolia Flores Tapia)


Fumar, beber, comer… muchos son los vicios que un hombre (o una mujer) pueden tener, pero yo… no tengo ninguno de esos, mi único vicio es jugar… sí, jugar. Me gustan los retos, me gustan las apuestas, se perder, pero me encanta ganar. En sí, la vida es como un juego, a veces se gana a veces se pierde, pero uno no puede dejar de apostar con sus decisiones.
Como buen jugador tengo mi amuleto, una moneda antigua y extranjera que ha pasado de generación en generación mi bisabuelo la consiguió, se la dio a mi abuelo, él a mi padre y mi padre a mi, nunca salgo sin ella. Y por supuesto que a la par de mi amuleto va mi superstición… el número 13 ¡ni tocarlo! ni en el juego ni mucho menos en el calendario… el 13 de cada mes si puedo evitar salir de mi casa lo hago, cosas terribles e inevitables suceden, preferible para mi tomar esas medidas que cosechar accidentes o desgracias, después… ¡que sigan las apuestas Y la vida normal!. Todo puede esperar.
Entre amigos; póker, dominó, damas chinas, etc. O a gran escala carreras de caballos, deportes, casinos. Casinos… benditos lugares, siempre he tenido suerte y en uno de ellos fue donde contemple los ojos más hermosos que jamás hubiera siquiera imaginado, ¡¿qué mas suerte que esa?!
Acababa de tirar unos dados en el preciso momento en que la vi pasar frente a mí… cabellera rojiza y ojos verdes resaltados con un perfecto delineado negro, vestido entallado y tacones… su mirada se posó en mí y mis dados me hicieron ganar. Por ese momento me retiré del juego, cambie mis fichas y me dirigí hacía ella, tenía que conocerla.
Más de un par de horas estuve con Tania (ese era su nombre), era toda una diosa, pero el tiempo no perdona y nos tuvimos que separar… intercambiamos números pero me pidió que no la llamara antes de que ella lo hiciera “yo te llamo” – me dijo, y retumbó en mi esa frase tan usada… de nuevo un volado al aire, debía olvidarla o confiar en que me llamaría y le quitaría lo trillado a ese enunciado, una nueva apuesta, habría que confiar, por algo me la encontré.
Pasó más de una semana y nada que llamaba, acabó un mes, inició otro y ya avanzado en días mi teléfono sonó… me dio taquicardia, aún no podía olvidarla ¿y si ella por fin me estaba llamando?, ¡no, hoy no! – Bue.. Bueno - dije con voz tímida - Bueno – dijo Tania y agregó – disculpa mi tardanza, viajo mucho y no estaba en la ciudad, acabo de llegar, ¿quieres ir a tomar algo en la noche? – era inverosímil, debía ser una burla; de la vida, del destino, de la suerte, qué mas daba, una burla al fin. No pude más que contestar – hoy no puedo… es 13, ¿qué tal mañana?.

RAZÓN DE SER - (Por: Blanca Dayane Castro)


- Disculpe arquitecto, pero falta el plano número 13
- Si, así es el diseño expresamente
Era el proyecto de la construcción de un burdel, que como todo en ese perfil debe de pasar desapercibido, pero Luis ya tenía experiencia en el ramo, aunque era un poco excéntrico. Contaba los bloques de ladrillos y en el número 13 siempre ponía agua bendita en el cemento; se fumaba 12 cigarros exactos al día ya la 1 de la tarde no dejaba que nadie trabajara.
El burdel se terminó muy pronto, con 12 cuartos y un desván. Sala, recibidor y por supuesto el bar. Luis se volvió un cliente asiduo del lugar; siempre salía de su despacho caminando, como para despistar primero llega por su café y paga la cantidad de 15 pesos, el dependiente siempre trata de devolverle sus $2 de cambio pero él se ha marchado para entonces. Llega a la casa pintada de rosa mexicano sin letreros ni decoraciones y lo recibe la dueña del lugar, contenta por el trabajo que Luis hizo para ella.
- Pásate mi rey, tómate una copita y relájate. Te tengo noticias.
- Usted dirá
- Quiero que me amplíes la casa, necesitamos otro cuarto
- ¿Otro cuarto? Mjm ¿para qué?
- Es que nos llegó otra muchacha, ya tengo 13 y no tengo donde atienda
- ¿13?
La voz de Luis se quebró y apenas era audible, el trago de tequila le supo amargo y un sudor le recorrió todo el cuerpo. Por su mente pasaron las 13 veces que su padre le pegó, las 13 escuelas a las que tuvo que ir por la inestabilidad económica de su familia, el piso número 13 donde una vez se atoró el elevador por más de 3 horas y por su puesto los martes 13 que mejor prefería quedarse en cama.
- Es más, deja que la conozcas, Esta va por la casa
Debido al nudo en su garganta no pudo declinar la oferta, apuró el trago de tequila que le habían servido y estaba a punto de levantarse cuando vio a la muchacha: era un ángel, un cuerpo de diosa en la tierra… embobado Luis le extendió la mano para presentarse.
La muchacha había recibido órdenes de la dueña y se acomodó en las piernas de Luis dejando ver su ropa interior debajo del saco desabotonado y le susurró al oído que en cuanto el cuarto estuviera terminado, sería el primero en disfrutar de sus servicios.
Luis empezó la construcción y se olvidó de todas sus reglas, de poner agua bendita y así en menos de una semana el cuarto estaba terminado.
Un martes 13 salió de su casa y se fue directamente al burdel, en la puerta lo recibió aquella diosa con el premio prometido, lo condujo de la mano hasta el nuevo cuarto, el cual tenía el número 13 grabado arriba, Luis pasó saliva y entró con su premio a la habitación…
Guadalajara, Jal. 14 de marzo 1996
“un temblor de 6 puntos en la escala de Richter tuvo su epicentro en la zona rosa de la cuidad, fueron pocos los daños, aunque la casa con el número 2315 quedó totalmente destruida, los vecinos especulan que era un burdel clandestino, las autoridades han encontrado 13 cadáveres femeninos y 13 masculinos, se les llamará a las familias para su respectiva identificación”

Los hijos de Ac (por Carlos Castro)

En aquella época a la muerte aún le gustaban los clichés. Llegó al pueblo M durante la hora trece del decimotercero día del mes, que por casualidad era viernes.

Haciendose llamar Ac deambulo las empedradas calles en camino al castillo de la reina Julieta. Aposto en el casino. Se deleito en el burdel y luego le dio hambre. Se detuvo en el mercado, comió y con su mirada liberó una epidemia entre los transeuntes, consumidores y comerciantes.

La epidemia se manifesto en forma de locura. Cada individuo se alieno en una realidad propia saturada de tormento y dolor. Cada hombre y mujer vivió el mayor de sus terrores una y otra vez. La etapa final de la enfermedad era la evaporación.

Cuando Ac tocó la puerta del palacio, el noventa y nueve porciento de M ya había desaparecido. Julieta aún ignorante de lo sucedido, pidió a una de sus esclavas que dejara entrar el forastero.

Con su pasear por los pasillos impregnó el templo con olor a muerte.

Adelante, ordenó Julieta, quien lucía realmente jugosa bajo su vestido rojo. ¿En qué le puedo servir…?

Ac… mi nombre es Ac.

¿Qué lo trae a mi pueblo, Ac?

Vengo a pedir su mano.

Julieta, acostumbrada a aquella clase de confesiones soltó una carcajada.

Si mira por su ventana, hermosa señora. Descubrirá que su pueblo ha desaparecido. Usted se ha convertido en una reina sin pueblo. En en otras palabras, ha dejado de ser una reina.

Julieta se dobló en otra carcajada histerica.

¡Julieta! ¡Anda, mira por la ventana!

Gateando y con una fuente de saliva y lagrimas brotando de su rostro, a causa de tan repentina comedia, miró por la ventana.

Su grito destruyó el cristal. Como reflejo corrió y se tiró entre los brazos de Ac. Abrazandolo con las piernas lo dejo entrar a su cuerpo.

¡Hazme de nuevo una reina! Lloró entre orgasmos.

Los años pasaron y Ac y Julieta repoblaron M.

Durante una noche de invierno Ac abandonó M y Julieta se desplomó ante la tristeza. Murió al mes.

Su hija mayor tomó el trono y pidió a los sacerdotes que escribieran profecías y oraciones sobre el regreso de su padre.

M se convirtió en una metropolis y posteriormente en una aldea global que se aventuró entre las estrellas.

El día del retorno de Ac se acerca, dictan las profecías. La mayoría de su descendencia aún implora tan esperado día. Sin embargo, entre los habitantes de la colonia M se ha gestado una creciente secta que lo llaman una farsa, esto ha contaminado las mentes de sus habitantes sumergiendo a muchos en un desilusionado presente.

La Isla Cascabel (Jonathan Mata)


En el puerto de Santa Lucia la madrugada del primer domingo de cada mes, exceptuando los días 13, salía una pequeña embarcación hacia la Isla Cascabel y regresaba otra procedente del mismo lugar, pero lo extraño era que regresaban menos niños de los que habían ido en principio. Todo el mundo en nuestro pueblo conocía perfectamente aquel sitio, y aunque todos estuvieron una vez allí, nadie hablaba al respecto, era un secreto a voces entre los pobladores. Existía una extraña superstición en la población entera, el numero 13 no estaba permitido en absolutamente nada, pero tampoco se omitía, solo se sustituía con una cruz. Los días 13 eran de una especie de luto regional, nadie trabajaba ni iba a la escuela, parecía un pueblo fantasma, y no sé si era una mera carga de predisposición pero aquel que hacia del 13 un día común, sufría de raros incidentes tarde o temprano. Cuentan por ejemplo que Anastasio, el hijo del boticario había sido concebido un día 13 y por eso era incapaz de hablar, o que Raquenel la anciana loca, había recibido una propuesta de matrimonio un día 13, condenando a su prometido a morir ahogado en el lago el día antes a la boda. Todos aquellos que tenían relación alguna con el numero trece eran llamados “malditos”.

Los pequeños barcos salientes del puerto estaban llenos de niños y niñas de 12 años que en ese mes cumplirían los 13, los chicos eran recogidos a las 4 de la madrugada para no ser vistos por nadie y pretender que no se habían ausentado nunca. Las familias continuaban la vida cotidiana como si el niño estuviera aun en la casa, seguían poniendo su plato en la mesa y ordenando sus libros escolares para el día siguiente. La realidad en la isla era muy distinta, parecía que los niños estaban predispuestos a vivir ese proceso de manera natural, nadie hacia preguntas sobre lo que había en la isla, ni se negaba a ir, era simplemente algo que debían hacer.

Todos en el pueblo pasaron por Cascabel, decían que quedarse en Santa Lucia era una condena mortal para el niño mismo y el resto de los habitantes. Muchos de los niños nunca volvieron, y en ese caso preparaban un funeral familiar para él, de cualquier manera no volverían a verlo jamás. La Isla Cascabel además de ser el refugio que separaba a los habitantes de los niños malditos, era un filtro de pureza que seleccionaba a los niños sin pecado. En la Isla había una zona prohibida para ellos, estaba abierta a la entrada de quien quisiera participar, pero aquel que se atrevía a pasar estaría rompiendo con las buenas tradiciones del pueblo y no seria bienvenido de regreso. Esta zona estaba plagada de vicios, como el juego, el trago, y el sexo, y era fácil caer en la tentación puesto que en Santa Lucia no había nada parecido.

Los niños que decidían entrar a la zona no recibían mas castigo que el de la consecuencia inmediata de sus actos, había riñas en las cantinas y en los casinos todas las noches provocadas por los chicos de otras generaciones, el alcohol los embrutecía de una manera inimaginable, ya no eran solo niños de 13 años, eran carniceros. La zona creció de manera muy rápida en los últimos 10 años, ocupaba la mayoría del territorio de Cascabel, pero no había manera de detenerlo, se intentó ocultar su existencia a los niños que recién ingresaban, pero de alguna manera ya sabían de este lugar y se organizaban para encontrarlo inmediatamente a su llegada.

Del año de 1903 a 1916 no regresó ni un solo niño de Cascabel y en 1917 fue imposible la llegada de cualquier embarcación, se había vuelto una isla sanguinaria. Los niños, que ya eran hombres, estaban armados, se las ingeniaban para hacer dispositivos incendiarios que impedían el acceso a cualquier nave extranjera, tenían el territorio bajo su mando, sin control ni gobierno de algún tipo.

Con el pasar de los años la población de Santa Lucia se redujo considerablemente, los hombres envejecían y los jóvenes habían dejado de engendrar por miedo a mantener a los niños ahí al cumplir los 13 años. Hasta la fecha a Cascabel no se volvió a entrar, pero la población se mantuvo creciente en los años siguientes, se sigue dudando de la ubicación exacta de esta isla, pero hay datos que indican que es parte de un archipiélago perteneciente a Portugal y que se encuentra custodiada celosamente por el gobierno de este país.

01 febrero 2009

La Villa Rosa (por: Carlos Castro)

Una de mis últimas mañanas de mi año treinta, me descubrí frente al espejo viviendo un deja vú estimulado por la monotonía de mi existencia.

Cuando un homo sapiens asume el papel de un engranaje, le pasa lo que a un engranaje, se barre, se oxida y al final se fractura.

Me sentí como un perro que lleva comiendo las mismas croquetas desde cachorro. Ahora las quería vomitar.

Renuncié a mi trabajo de contador y con mis ahorros a la carta me dispuse a ordenar del menú del nuevo horizonte. Decidí recorrer el estado, de polo a polo y de la tierra naciente perseguir al sol hasta su tumba.

Así fue como conocí La Villa Rosa, un pueblo de libertinos.

Llevaba recorriendo aquella carretera ya horas. Me pronostiqué perdido pero me propuse disfrutar cada kilometro y cada curva hasta que la gasolina me lo premitiera.

De repente, como salido de la tierra, aparecio su nombre, a la orilla de la carretera, “La villa Rosa 5 Km”. El letrero apuntaba a una brecha en dirección a un cerro. Ordenado por mi impulsión la tome.

La brecha atravesaba el cerro. Durante 5 minutos recorrí las entrañas de aquella colosal criatura, iluminado por los faros de mi BMW.

El tunel me escupió en las venas de La Villa Rosa. Al instante me sentí en otra dimensión. La velocidad del tiempo se dilato y me encontré atravesando un espeso océano invisible. La radio entonó a Buffalo Springfield. La estela de esta realidad me permitia ver las notas de For What it’s Worth chocar contra el aire.

La Villa Rosa era un refugio de hippies liberales con intenciones de disfrutar aun más el presente. Gracias al Núcleo, ubicado en el corazón del pueblo, habían conseguido dilatar el tiempo a semejante nivel. Observar las estelas de los habitantes de Villa Rosa me hizo pensar que estaba siendo atacado por un acid flashback.

Fornicaban en cámara lenta en las calles. Pase junto a una chica de 14 que comía un plátano y fue tal el efecto que brotó el pedófilo en mi.

Inflamado, continué presionando el acelerador al ritmo de la música, mirando senos en cámara lenta surcar el aire.

No llevaba ahí más de un minuto, cuando decidí que éste sería mi nuevo hogar. Los hippies me aceptaron sin ningún problema y me hicieron parte de su pueblo. Por fin sentía que podía disfrutar cada segundo de mi vida.
Me contrataron en una carnicería. Disfrutaba del partir lento de la carne y de los senos de las amas de casa que no dejaban de coquetear.

En La Villa Rosa se podía andar desnudo, pintado o vestido. Bajo la influencia de cuaquier droga. Bajo la influencia de cualquier deseo sexual. Villa Rosa era la verdadera democracia, gobernada por un senado, cuyos miembros rotaban cada año. Hogar de 200 habitantes. 201 tras mi llegada.

Para aquellos que lo piensen están equivocados. En La Villa Rosa no había asesinatos, ni robos, ni mucho menos violaciones. Sus habitantes eran educados minuciosamente en su sexualidad y persona, eliminando así sus tabúes. Aquí el dinero era el sexo, el lubricante social. Todo se solucionaba mediante el sexo.

Viví en el paraíso por un año, que pareció tres. Pero una mañana de mis últimas de mis treinta y uno me encontré viviendo de nuevo un deja vú. Tomé mis ahorros, mis llaves y cuando estaba por salir de mi casa sentí ganas de fornicar por última vez con mi vecina. Sentir sus senos acariciar y golpear mi nariz. Su humedad recorrer cada vello de mi piel.

Al terminar aquel orgasmo de casi dos minutos corrí a mi automóvil, temiendo que no tuviera batería pues desde mi llegada lo había usado muy pocas veces. En La Villa Rosa se quiere andar de pie para disfrutar del paisaje y sus habitantes.

Pero el carro rugió.

Recorría el pueblo de un extremo a otro cuando tuve la idea de recorrerlo en reversa. Siempre se me ha calificado de ocioso. Para mí sorpresa descubrí que al recorrerlo en aquel estado un efecto de rebobinado imperó a mí alrededor. Estacioné el carro y caminé de espaldas. Caminaba hacia delante y la cinta recobraba su efecto dominó hacia el futuro. Caminaba de espaldas y todo volvía a recorrer su pasado. Después se me explico que aquello era un pequeño defecto del Núcleo.

Viví en efecto de rebobinado por unos dias pero me cansé. Caminar de espaldas no era lo mío.

Dejé La Villa Rosa cuando moría el sol. Recorrí la oscuridad desgarrándola con la luz de mi vehículo. Respiré con alivio al reanudar mi odisea.

La vida que vi (Jonathan Mata)

No soy claustrofóbico, pero empieza a incomodarme estar entre cuatro paredes. Todo luce tan distinto, pero es la misma habitación. No había notado cuan viejas están las paredes, hasta hoy. Después de ver repetida la misma imagen comienzo a desmenuzar este universo, mi universo, un universo negro. Aun me pregunto como fui a dar a este tipo de vida tan denigrante y aburrida, pero la verdad es que no me extraña, estoy acostumbrado a sentirme somnoliento de pies a cabeza y 24 horas al dia..

Alguna vez en un autobús un hombre viejo, de barba cana y olor a polvo lanzó al aire un cuestionamiento, preguntó si alguien alguna vez había tenido la sensación de estar viviendo algo ya experimentado, yo respondí que no, pero en ese momento justamente sucedió, tenia la sensación de haber vivido esa escena anteriormente, no comenté nada, pero sé que él pudo ver el desconcierto y el miedo en mis ojos, pero simplemente volteó la mirada para no hacerme sentir incomodo.

Durante aquel día todo me pareció familiar, la mujer delante de mi era la Mona Lisa y el chofer del autobús era Mickey Mouse, los conocía a todos por alguna extraña razón, aunque nunca los hubiera tenido cerca de mi. Al llegar a mi trabajo, sin más, me despidieron, y ese fue el fin del ciclo de lo novedoso en mi vida, por primera vez y después de mucho tiempo de trabajo había sido despedido de un empleo. ¿Y ahora como se maneja esto?, era lo único que me faltaba por vivir.

La vida fue distinta desde entonces, las funciones de mi cuerpo se atrofiaron, y dejé de ver con los ojos para mirar con la mente, con el inconsciente. Comencé a materializar mis recuerdos y deseos reprimidos de tiempo completo, soñando. De repente un día me levanté cansado y con la espalda rota, dormí demasiado por la depresión de ver mi mundo devastado detrás de las cuatro paredes, decidí que era hora de buscar empleo de nuevo, pero cuando me levante para lavarme la cara me pregunté. ¿Quién querría emplear a un hombre viejo de barba cana y olor a polvo?, la respuesta le corresponde a la almohada.

DEJA VU O SOÑÉ CON CARNITAS - (Por: Miguel Ángel Pérez Maldonado Mendoza)

Era una tarde del día 31 del mes de febrero, no recuerdo como fue, pero empecé a ensoñar con carnitas de diferentes clases: De res, de cerdo, de pollo y conejo; porque no de tlacuache.
Veía las tortillas en cámara lenta, flotar cerca de mi y yo las tomaba como freesbis y me enguía unas, haciéndolas taco para mis carnitas. He de decir que las carnitas me encantan. Las veía flotar y bailar frente a mí en forma de lenguas, nenepil, riñoncito y buche. Mmmmm ¡Sabrosas carnitas, carnitas, carnitas, carnitas! Soñaba que un buche de cerdo me enrollaba en lo mas profundo de sus entrañas y le tiraba de mordidas y lengüetazos. Las carnitas son para mi algo mágico, tienen la peculiaridad de hacerme vivir en un mundo u otra dimensión. Sin embargo todo esto era solo un sueño; mi mama me despertó diciéndome: Atanasio, Atanasio. Estas bañado en sudor ¿o es baba? ¿No te das cuenta que primero esta comer que estar soñando? Eso si era difícil de aceptar. Me llene de baba y creía que era sudor. Le conteste soñando: Estoy madre en un buche de cerdo que me arropa y protegía con compasión y fraternidad. Por eso estoy babeando. Mi madre entonces va por un pedazo de carnaza que tenia de tapete y me lo pone en la espalda y me dice: Cúbrete te vas a resfriar; No me escuchaba.
Yo inmediatamente pensé: Esto ya lo había vivido. No puede ser. Tenía un buche rodeándome la espalda y cubriéndome. Tire de lengüetazos y mordidas, pero este ya estaba tratado con químicos y en realidad no sabia bien. Hable con mi madre y le dije muy serio ¡Esto ya lo había vivido! Ella no me hizo caso y me quito el tapete y lo hecho a una olla hirviendo con agua pues lo quería lavar. Aproveche su descuido y le eche a las aguas vaporosas unos pedazos de jitomate, hierbas finas, eneldo, jengibre y azafrán; todo para darle un sabor agridulce. Mi madre estaba lavando los trastes y entretanto, el caldazo ya estaba burbujeante. Pensé mi madre no se va a dar cuenta de que me encantan las carnitas, y yo aprovechare su descuido para sacar el tapete de el ollonón. Lo tome con mis manos y me lo lleve inmediatamente al buche para engullirlo.
Mi madre se dio cuenta y entonces lo pase a mi lomo para degustarlo con más atrevimiento. Sabia delicioso y empecé a babear pero los jugos se caían al suelo y a mi ropa. No sabia que hacer. Tome el cuerazo y mas lo apretaba con mis dientes. Mi madre me dijo ¿A dónde vas con eso cochino? Me empezó a aventar tortillas duras, como si fueran freesbis y yo las veía pasar frente a mí. Al tiempo que alcanzaba unas para hacerme unos taquitos y pensé: Donde, donde; pero esto ya lo había vivido. Las lenguas me hicieron recordar un pasaje de la Biblia que bajaban lenguas de fuego. Era algo místico.
Don de lenguas, de profecía o deja Vu. No sé pero sí hay algo sobrenatural en la vida y eso son las carnitas.

DEJA VU - (Por: Héctor De Anda)


Salí con 15 minutos de retraso, era demasiado tarde para tomar el autobús y subí al primer taxi que encontré. Anoche habíamos quedado en reunirnos en la asamblea, para discutir acerca de la culminación del proyecto “Unite Hands Aid”. Sinceramente, nunca fue un proyecto que me importó demasiado, la mayoría de las veces los altos funcionarios terminaban llevándose la mayor parte de la plata, prometiendo regresarla al fondo lo antes posible. Lo que ocurría era que aprovechaban las enormes cantidades de dinero para crear cuentas bancarias que dejaban estáticas durante largos periodos de tiempo, para después transferirla al fondo original de vuelta y así ellos quedarse con todos los intereses acumulados.
Mi trabajo consistía en la realización visual de la campaña. Yo era el encargado de diseñar anuncios, publicidad BTL, volantines, etc.
Ni siquiera sé por que acepté trabajar con ellos, en realidad todo el proyecto era una excusa para robar intereses.
Las 9:43. El tráfico vehicular aumentó intensamente de momento a otro. Y yo ahí, sentado en la parte trasera de un taxi, dirigiéndome a un lugar donde ni siquiera deseaba estar.
A donde apuntaran mis ojos, percibía rostros cansados, incontables los niños “pipila” camino a perder el tiempo, en fin, cosa de diario, la escena extrañamente me recordó aquel Altazor que había leído de joven, los molinos de aumento, de tormento, envenenamiento, sotavento, nacimiento. Más de 4 páginas llenas de molinos y repeticiones, aunque todas completamente distintas.
Pensé en que quizá las repeticiones nunca dejarían de ser eternas: entre rutinas, maneras automáticas del ser, visitas al dentista, sábados en el Café Cortazar, cuentas…
Sin embargo, curiosamente el Altazor de Huidobro daba la posibilidad de diferencia en cada repetición.
Repentinamente, noté que el taxista sacaba de la guantera unos ya viejos Mild Seven, encendió el primero de la mañana y tiró el fósforo de madera por la ventanilla. Reconocí la acción de inmediato, miré hacia la calle donde una mujer embarazada caminaba junto a su perro. La situación me transportó al recuerdo: esa ventanilla, esa mujer, los cigarrillos maltratados, esa situación había transcurrido antes, yo en el taxi junto con todos los sucesos exactos, pero ¿Cuándo?
Recordé también que la sensación no era nueva. Algo siempre extraño es que siempre soy capaz de recordarlas casi todas a la perfección: La década de los 80, tendría unos dieciséis años cuando caminaba rumbo al centro a comprar algunas pinturas que me había encargado el sr. Rocambole, cuando topé a mi antiguo profesor de biología; al mero momento de saludarlo experimenté la misma sensación de suceso ya vivido. En otra ocasión, tuve una fuerte discusión con un compañero de trabajo, que no tardó en desenmascarar el pleito y al instante en que yo le grité la ofensa, me atrapó el mismo recuerdo efímero.
Pensé entonces en la completa situación existencial en la que me encontraba, en el tiempo, el nacimiento y la muerte. Estos son pequeños chispazos de recuerdos que a menudo le llegan a las personas, lo interesante es pensar por qué, algunos somos capaces de recordarlos exactamente como sucedieron.
Me dejé llevar, saqué la libreta y fantasee un poco. Las ideas que venían a mi mente ya no se parecían a ninguna que hubiese tenido antes, ese momento era especial, extraño y digno, como si de alguna manera mi conciencia jugara una partida de ajedrez con un destino imaginario.
Cerré los ojos y entonces intenté recordar todas las diferentes maneras de repetición que experimentan las cosas. Según parecía, la repetición podría ser una clave para la existencia del universo, recordé los ciclos del clima, las leyes y procesos orgánicos de reproducción, la renovación de las células en el cuerpo, el desarrollo y declive de las civilizaciones. Me miré a mi mismo como parte de ese proceso renovador, habiendo muerto y vuelto a nacer incontables veces a través del tiempo, repitiendo mi vida una y otra vez. Supuse, que quizás solamente siendo conciente de este hecho yo podría formar parte activa de ella y tomar de una vez por todas, el control. Pero, ¿Cómo me daría yo cuenta? ¿De que manera sabría que en realidad detuve el proceso de repetición, cambiando los acontecimientos y librando mi vida de las condiciones temporales? Meramente, se necesitaría un trabajo muy intenso para tener semejante control. Yo, ¿osando enfrentar las voluntades del universo?
Detuve mi pensamiento. Dejé de cuestionar la situación concentrando mis fuerzas en controlarla únicamente.
“No hay nada nuevo bajo el sol” fueron las palabras que alguna vez escuché decir a un campesino que dedicó la mayor parte de su vida a sembrar y recolectar calabazas.
El auto se frenó de repente, abrí los ojos dándome cuenta de que había llegado al centro de reunión; pagué al taxista.
Un sentimiento de duda mordió mi voluntad por entrar, de todas maneras ya era tarde, aunque presentí que todavía me esperaban. Miré un par de minutos la puerta y el enorme reloj que estaba sobre ella, eran las 10:58, quiero decir que volvían a ser las 10:58.
Al darme cuenta de la infinita sucesión de eventos, ya nada pareció importarme. Cada hora repetida, cada palabra dicha, las veces en las que uno hace el amor. Siempre un principio y un fin amalgamados a una eterna recurrencia, como entrar y salir de una puerta que se encuentra en la nada.
No entré, volví a tomar un taxi de regreso a casa pensando en las cuentas llenas de dinero, en los molinos y los cigarrillos del taxista.
Hasta el día de hoy, la cuestión continúa tatuándose en mis pensamientos. ¿Habré sido capaz de burlar a la recurrencia? o simplemente volví a ser una marioneta más en el moebius de la existencia, provocando ese déjà vu que consta desde la juventud del mundo.

ÉXTASIS - (Por: José de Jesús Chico Hdez.)

- ¡Ya lo he vivido! – me lo repetía una y otra vez.
Mi cuerpo sudaba, mi pecho subía y bajaba ante la contemplación del Divino Rostro.
- ¡Ya conocía estás sensaciones! – volvía a decirme.
- ¡Ya lo he vivido! – me lo decía.
- ¿Dónde, dónde?
Y encontré la respuesta en aquellas noches cuando el demonio tentó mi carne y me hizo conocer el pecado.

UNA TARDE VIVIDA - (Por: Blanca Dayane Castro)

Un intenso olor a canela rodea el ambiente, estoy en mi casa y a lo lejos se escuchan cinco campanadas del templo cercano. La tarde está fría, por eso busco una sudadera en mi closet y aunque no lo quería me dejo puesto el pants. El ruido de un motor cercano me hace recapacitar, me asomo por la ventana y veo a un hombre bajando del carro; aunque está lejos, su silueta es inconfundible y mi corazón da un brinco cuando lo termino de reconocer.
Abro la puerta, él se me abalanza y me besa, alcanzo a empujar la puerta, lo tomo de la mano y lo jalo al sillón… nuestras manos recorren los cuerpos entrelazados, de repente siento mas calor pero no hago caso; pasan sin sentirse los minutos y ese calor se hace mas intenso y me hace voltear hacia la cocina.
Me quedo atónita viendo las llamaradas que se han apoderado completamente de la cocina, salimos corriendo de la casa mientras marco el número del cuartel de bomberos… 3647… todo se empieza a tornar borroso, mi cabeza me da vueltas, lentamente desparece el paisaje de mi alrededor y me encuentro de nuevo en la sala de mi casa. No se qué ha pasado o cuánto tiempo ha transcurrido mientras percibo un olor a canela, miro mi reloj que marca exactamente las 4:59.
A lo lejos se escuchan las campanas del templo, tengo frío y voy a ponerme una sudadera que haga juego con mi pants, de nuevo percibo el olor a canela y escucho el motor de un coche estacionándose, extrañamente se quién es antes de asomarme por la ventana, pero antes de abrir la puerta voy a la estufa… he dejado un trapo al lado de la olla del té de canela, todo parecía tan familiar que me he confundido y sin mas apago la estufa y retiro el trapo de la zona caliente.
Abro la puerta, él me saluda con un beso apasionado en la boca mientras alcanzo a empujar la puerta para cerrarla y lo jalo hacia el sofá, nuestras manos se pierden en los cuerpos entrelazados mientras me oigo decir:

- ¿Qué no hemos hecho esto antes?

LA QUE SÍ (Por: Magnolia Flores Tapia)


Desde niño he tenido una mayor sensibilidad a lo que me rodea… es extraño pero muchas veces llegué a soñar cosas que días después pasaban, a veces escuchaba ruidos, veía sombras y esas sensaciones de haber vivido algo que de repente solo eran como una tremenda sacudida acompañada de un sentimiento de familiaridad que uno no puede explicar, y menos cuando se es niño.
Mi extraña sensibilidad no me causaba mucho problema, porque empecé a tomarla como algo normal, también desde niño he sido muy serio casi introvertido, por lo tanto, nunca le conté a nadie de lo que veía, sentía y soñaba, a veces pensaba que eso era normal para todas las personas y otras veces fantaseaba con la idea de que era algo como un súper héroe y por eso me pasaban esas cosas. Nunca hubo mayor problema, hasta que soñé con la muerte de alguien… el sueño se hizo realidad y me sentí tan dolido, tan culpable y con tanto miedo que solo Dios sabe como pude inhibir ese “poder” quizás solo faltaba desearlo para que se fuera o dejar de creer… la cuestión es que ahora apenas puedo recordar lo que sueño, ya no hay nada fuera de lo normal en mi, muy esporádicamente extraño esa sensación. Ahora prefiero estar lo más tranquilo posible.
Por mi profesión viajo mucho, era aún niño cuando mi gusto por las aves me hizo decidir que quería ser piloto, un buen amigo de la familia me enseñó y ahora realizo vuelos nacionales e internacionales, sencillamente volar es mi vida.
Al principio es difícil acostumbrarse, sobre todo cuando se trabaja mucho, se tiene que estar siempre bien alerta, concentrado y muy bien descansado, lo más extraño es de repente el no saber ni donde se despierta o el llegar a un lugar desconocido que morirías por visitar y no conocer más que el aeropuerto, después de un tiempo ya uno empieza por acostumbrarse.
Mi trabajo me encanta y cada vez voy estando más atareado, a veces tengo poco tiempo para mis cuestiones personales, situación que a mis familiares sobre todo no les agrada, dicen que trabajo demasiado, pero no puedo evitarlo, hasta cuando descanso no puedo evitar volar. Muchos también juran que empecé a estar más ocupado al término de una relación amorosa de esas realmente tormentosas, jamás he lamentado el terminar esa relación, solo lamento que hasta hoy no me haya enamorado nunca, a pesar de que me he preguntado miles de veces al ver pasar a alguien “¿y si es ella?”… pero nunca es. Certero es que cuando sí lo sea lo sabré.
En fin, sin tratar de pensar en otras cosas diremos que todo siguió normal, hasta que una noche después de llegar de un largo viaje y antes de irme a casa pase al baño del aeropuerto, el exclusivo para personal, no había nadie y lo único en lo que pensaba era en qué cenaría. Lavé mis manos y mi cara… mientras me secaba con un pedazo de papel escuché una voz femenina muy tenue que decía mi nombre, pensé que sería alguna de mis compañeras, pero al salir del baño no vi a nadie.
Ya en mi departamento cené lo que previamente había comprado de camino a casa, vi televisión un rato y después simplemente me fui a dormir. Al despertar tuve una sensación extraña, la sensación de haber vivido lo que acababa de soñar y sobre todo de recordar mi sueño como cuando niño… en ese momento casi al despertar sonó el teléfono y era mi madre, tal como el en sueño y dijo justo la primera frase de lo que en mi sueño había dicho… una fría sensación recorrió mi cuerpo, ¿había vuelto ese “poder”?. Pensé que sería por el cambio de horario, cansancio y miles hipótesis más para ignorar lo que pasó.
Debía de ir a arreglar unos asuntos al trabajo… quería descansar, tenía mucho que no tomaba vacaciones, así que no pudieron negármelas, y me autorizaron un mes, solo tenía que realizar un viaje y sería libre. Me sentía aventurero, tome las facilidades de descuentos en boletos y me fui a otro país, quería conocer, explorar, probar un poco de libertad. Por fin viajé y al salir del aeropuerto me invadió una sensación de familiaridad difícil de explicar.
Todo era espectacular. Abordé un taxi y de camino al hotel al pasar por unas calles sentí una especie de golpe, como cuando niño y de nuevo esa familiaridad y el escalofrío… cuando niño no sabía lo que era, pero ahora creo que le llaman Deja Vú, seguí escéptico, pero fueron varios lugares los que me provocaron esa sensación. Me sentí como un loco, pero tan libre. Que dulce sensación.
Me instalé rápido en mi habitación, no podía esperar más para conocer esa ciudad y al mismo tiempo buscaría algún lugar donde comer… me duché, me cambié y salí de ahí, mi hotel era muy céntrico, todo era maravilloso. Llegué a un pequeño restaurante donde comí delicioso después me fui a caminar por la ciudad. Placitas, construcciones antiguas, callecitas y callejones con casonas viejas, algunas ya eran comercios y otras seguían siendo casas habitación. Me sentía tan cómodo, como si antes hubiera estado ahí, pero nada me había sorprendido tanto como la sensación que me invadió cuando llegué a una de esas casonas, era como si supiera que iba a llegar ahí. Una chica iba saliendo y todo seguía siendo familiar, como si no supiera diferenciar entre realidad o sueño, o peor aún entre lo vivido y lo imaginado… Todo fue a más cuando la chica me miró con sus enormes ojos azules… y de nuevo esa sensación escalofriante, un extraño golpe de realidad que nos manda a blancos y nos deja ese extraño sabor en la boca de haber vivido algo ya. Se sostuvo de su puerta y con mirada de desconcierto me preguntó – ¿lo sentiste también? – sin duda… ella es, la que sí es.