30 junio 2009

Una y otra vez Adán y Eva... (Por Magnolia Flores Tapia)


Desde que decidió estudiar física se había acostumbrado a expresiones como “¿y eso para qué?”, “¿en qué podrías trabajar?”, “¿y no te vas a morir de hambre”, la gente no entiende, cree que todo debe ser como les han dicho que debe ser, cómo lo han visto siempre. En fin, ya estaba acostumbrado. Desde niño le fascinaron los números, la lógica… “todo tiene una explicación sensata”. “Todo es resultado de algo… no existen las casualidades”, esas eran sus expresiones.
“Se amaban no estaban solos…” así empezaba el poema que ella leía, su favorito… soñadora eterna, siempre andaba por ahí capturando historias. Creía que alguien especial andaba por ahí esperándola, que era él desde la distancia de su existencia quien inspiraba todas sus obras y que en algún momento estaría presente para disfrutar de ellas, de todo lo que sin saberlo había ayudado a crear.
“Muchas cosas deben pasar para que dos personas se conozcan”, esa frase estaba pintada en la cafetería que ambas personas tan diferentes y cada quien por su lado solían frecuentar. Ella prefería un moka caliente para tomar ahí mientras leía o esbozaba la historia que por la noche se había creado en su cabeza, y él un americano doble para llevar.
El universo conspira, el mundo gira y estar en el momento, hora y lugar adecuados pueden hacer la diferencia… De repente él prefirió un moka y ella un americano para llevar. Paso a paso, una calle concurrida y una sensación de deja vú al verse uno en los ojos del otro llega como de golpe y viene a la mente la palabra “encontrar” en lugar de "conocer".
Como si tantos tiempos, países, ciudades, momentos no bastaran para alejarse, como si todo hubiera sido escrito mucho mucho tiempo antes. Como si sus rostros hubieran sido creados para encontrarse una y otra vez, siempre en el momento idóneo y a pesar de las diferencias entre ambos… la lógica y el sentimiento se unen una vez más, y así será para siempre.

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