10 febrero 2009

La Isla Cascabel (Jonathan Mata)


En el puerto de Santa Lucia la madrugada del primer domingo de cada mes, exceptuando los días 13, salía una pequeña embarcación hacia la Isla Cascabel y regresaba otra procedente del mismo lugar, pero lo extraño era que regresaban menos niños de los que habían ido en principio. Todo el mundo en nuestro pueblo conocía perfectamente aquel sitio, y aunque todos estuvieron una vez allí, nadie hablaba al respecto, era un secreto a voces entre los pobladores. Existía una extraña superstición en la población entera, el numero 13 no estaba permitido en absolutamente nada, pero tampoco se omitía, solo se sustituía con una cruz. Los días 13 eran de una especie de luto regional, nadie trabajaba ni iba a la escuela, parecía un pueblo fantasma, y no sé si era una mera carga de predisposición pero aquel que hacia del 13 un día común, sufría de raros incidentes tarde o temprano. Cuentan por ejemplo que Anastasio, el hijo del boticario había sido concebido un día 13 y por eso era incapaz de hablar, o que Raquenel la anciana loca, había recibido una propuesta de matrimonio un día 13, condenando a su prometido a morir ahogado en el lago el día antes a la boda. Todos aquellos que tenían relación alguna con el numero trece eran llamados “malditos”.

Los pequeños barcos salientes del puerto estaban llenos de niños y niñas de 12 años que en ese mes cumplirían los 13, los chicos eran recogidos a las 4 de la madrugada para no ser vistos por nadie y pretender que no se habían ausentado nunca. Las familias continuaban la vida cotidiana como si el niño estuviera aun en la casa, seguían poniendo su plato en la mesa y ordenando sus libros escolares para el día siguiente. La realidad en la isla era muy distinta, parecía que los niños estaban predispuestos a vivir ese proceso de manera natural, nadie hacia preguntas sobre lo que había en la isla, ni se negaba a ir, era simplemente algo que debían hacer.

Todos en el pueblo pasaron por Cascabel, decían que quedarse en Santa Lucia era una condena mortal para el niño mismo y el resto de los habitantes. Muchos de los niños nunca volvieron, y en ese caso preparaban un funeral familiar para él, de cualquier manera no volverían a verlo jamás. La Isla Cascabel además de ser el refugio que separaba a los habitantes de los niños malditos, era un filtro de pureza que seleccionaba a los niños sin pecado. En la Isla había una zona prohibida para ellos, estaba abierta a la entrada de quien quisiera participar, pero aquel que se atrevía a pasar estaría rompiendo con las buenas tradiciones del pueblo y no seria bienvenido de regreso. Esta zona estaba plagada de vicios, como el juego, el trago, y el sexo, y era fácil caer en la tentación puesto que en Santa Lucia no había nada parecido.

Los niños que decidían entrar a la zona no recibían mas castigo que el de la consecuencia inmediata de sus actos, había riñas en las cantinas y en los casinos todas las noches provocadas por los chicos de otras generaciones, el alcohol los embrutecía de una manera inimaginable, ya no eran solo niños de 13 años, eran carniceros. La zona creció de manera muy rápida en los últimos 10 años, ocupaba la mayoría del territorio de Cascabel, pero no había manera de detenerlo, se intentó ocultar su existencia a los niños que recién ingresaban, pero de alguna manera ya sabían de este lugar y se organizaban para encontrarlo inmediatamente a su llegada.

Del año de 1903 a 1916 no regresó ni un solo niño de Cascabel y en 1917 fue imposible la llegada de cualquier embarcación, se había vuelto una isla sanguinaria. Los niños, que ya eran hombres, estaban armados, se las ingeniaban para hacer dispositivos incendiarios que impedían el acceso a cualquier nave extranjera, tenían el territorio bajo su mando, sin control ni gobierno de algún tipo.

Con el pasar de los años la población de Santa Lucia se redujo considerablemente, los hombres envejecían y los jóvenes habían dejado de engendrar por miedo a mantener a los niños ahí al cumplir los 13 años. Hasta la fecha a Cascabel no se volvió a entrar, pero la población se mantuvo creciente en los años siguientes, se sigue dudando de la ubicación exacta de esta isla, pero hay datos que indican que es parte de un archipiélago perteneciente a Portugal y que se encuentra custodiada celosamente por el gobierno de este país.

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