30 marzo 2009
UNA SUITE VACIA (Por: Magnolia Flores Tapia)
“Nice Dream” … donde se hacen tus sueños realidad; ese era el slogan de la agencia de diseño integral que Natalia junto con María su socia habían creado. La empresa tenía ya varios años, no había sido fácil llevarla hasta donde estaba pero todo había valido la pena. Realizaban todo tipo de diseño, gráfico, de muebles y hasta de imagen.
Aquella era una mañana de bastante trabajo para Natalia, pero su socia acababa de contratar a una chica, por una extraña razón ella le haría una entrevista, sería quien más trabajara con ella aunque María la hubiese contratado. La puerta de su oficina sonó – adelante –dijo Natalia y entró Andrea, era diseñadora gráfica, previamente había checado su portafolio y tenía cierta idea de qué era lo que esa chica hacía.
Natalia era una mujer bastante atractiva, su cabello era negro, largo y lacio, su tez era blanca y sus ojos grandes y profundamente negros siempre llamaban la atención. Su cuerpo era muy bien proporcionado, era delgada y con curvas bien marcadas pero nada exagerado, medía 1.70 y bastantes corazones había roto ya a lo largo de su vida, simplemente era inaccesible, y muchos decían que era tan fría como el hielo, más bien era selectiva y muy femenina, los pantalones y las faldas eran sus debilidades, sus colores el negro y el morado, simplemente la hacían lucir genial y eso sí, siempre con tacones y muy bien combinada de todo a todo.
Andrea a su vez era algunos años menor que Natalia, era delgada y de un físico no tan despampanante como el de su jefa, era delgada, de piel muy blanca y con algunas pecas en la cara, prefería los colores claros y la ropa relajada, aunque sí tenía que vestir formal sabía arreglarse bastante bien, su cabello era castaño claro casi rojizo y sus ojos eran azules, tenía una mirada muy tierna. Se maquillaba muy poco, sombras a juego con su ropa o con sus ojos y brillo labial, medía poco más de 1.65, su actitud era tranquila, relajada, pero jamás se dejó intimidar por su entrevistadora, a veces incluso su actitud era sutilmente retadora, dejó intrigada a Natalia.
Recorrieron la empresa y en menos de una semana las dos ya estaban trabajando en un proyecto bastante grande. Había bastante química entre ellas dos, se entendían en cuanto a ideas y en ritmo de trabajo. Cada vez estaban pasando más tiempo juntas y se estaba intensificando la confianza, había miradas de complicidad y si ellas no fueran chicas esa relación hubiera levantado algo de sospechas…. No se podía negar que entre ellas había chispas.
Y sucedió un par de días antes de la presentación final del proyecto en que trabajaban, naturalmente estaban trabajando más de la cuenta en detalles, ambas chicas estaban en la oficina de Natalia y fue una mirada… una mirada que se extendió, directa, sincera y de no haber sido por que un ruido las interrumpió, esa mirada hubiera mutado en un beso.
Ambas quedaron confundidas. Natalia desde adolescente tuvo claro que a ella no le gustaban los hombres, y aunque sintió por un tiempo que algo no estaba bien en ella lo aceptó pronto y siguió feliz consigo misma. Pero Andrea, ella era heterosexual, hasta estaba saliendo con alguien. Muchas cosas daban vueltas por la cabeza de Natalia, pero sobre todo le preocupaba qué era lo que estaría pasando por la mente de ella, ¿por qué le preocupaba tanto?... los pensamientos estresantes dieron paso a una fantasía… sí, la protagonista era Andrea.
Era casi increíble que una mujer como Natalia, con semejante belleza y el poder para tener en sus manos a cualquier hombre que quisiera no deseara a ninguno y a cambio viviera fantaseando con una chica menor que ella y heterosexual. Era una locura se decía a sí misma.
El proyecto fue aprobado, ahora a trabajar y solo restaba la presentación al público en una finca hotelera de bastante prestigio, todo un fin de semana. Había una suite para cada una de las chicas, pero ambas fueron solas.
Natalia se sentía abrumada, después de tanto trabajo y de saludar a tanta gente, así que fue al baño a refrescarse un poco y ahí se encontró a Andrea tratando de acomodar su vestido, un precioso vestido negro, atado al cuello y con un tremendo escote en la espalda…
- Por eso no me gustan mucho los vestidos, ¿me ayudas? – dijo Andrea –
- Claro. Te ves muy bien…
- Gracias. Tú siempre te ves muy bien – agregó Andrea mientras salía tras guiñarle el ojo y sonreírle pícaramente a Natalia
Un escalofrío recorrió de pies a cabeza el cuerpo de Natalia, tras salir del baño decidió explorar un poco el lugar, no quería ir a su habitación pero tampoco volver con la gente. Llegó a una terraza preciosa y para su sorpresa ahí estaba Andrea, ¿algo las unía o era una broma de mal gusto del destino? Estuvieron platicando un rato las dos chicas, cuando de pronto un silencio y una mirada ahora sin interrupciones si dio lugar a un beso, que sorprendentemente Andrea le correspondió a Natalia, pero después sin más solo se fue de ahí.
Natalia no podía quedarse así con esa incertidumbre, necesitaba hablar con Andrea, así que fue a su suite, tocó a la puerta y tras identificarse entro a la habitación según le indicó la otra chica, quien estaba como si nada… aún traía sus tacones y medias pero con una bata de baño mientras se acomodaba el cabello…
- Estaba a punto de darme un baño en la tina – dijo, y se soltó el cabello
- Entonces puedo hablar contigo mañana, no urge
- Prefiero que te quedes – en eso dejó caer su bata, dejando a la vista su linda y sexy ropa interior negra con unas medias igualmente negras con ligueros rojos. Después fue hacía los controles de la luz y la dejó muy tenue, subió a la cama y dijo – ¿te gusta?, puedes tomar lo que desees.
El vestido de Natalia cayó al suelo tras observar un poco la escena, tras unas suaves caricias fue directo a la boca de Andrea.
Esa noche una suite quedó vacía.
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