30 marzo 2009
JUSTO ESE DÍA (Por: Magnolia Flores Tapia)
Supongo que es por el hecho de que uno nace y muere solo por el que toda su vida busca compañía… y fue justo ese día el que me pegó la soledad.
Creo que fui un niño muy despierto y desde temprana edad me percaté de muchas cosas… una de ellas es la que le dio sentido a mi vida, desde niño supe que quería ser pintor y desde pequeño empecé a estudiar y he tenido tanto éxito como soberbia. Me gustan todos los placeres de esta vida, no creo que la vida sea para sufrir y también me considero grande, sí, un gran pintor… pocas cosas me suelen afectar y si alguien critica mi obra solo me río, cínicamente, muy cínicamente.
Así es, pocas cosas me afectan, pero ese día sin razón alguna me llegó la soledad y me pegó tan duró como nunca en la vida lo había hecho, creo que me estaba reservando el golpe para el momento más apropiado ó inapropiado. Ese día presenté una exposición, vendí algunos cuadros… di entrevistas, recibí halagos y me permití uno que otro desplante de soberbia, a veces es mero protocolo, ya saben, me refiero a eso de la imagen que uno tiene que mantener (y de repente es divertido mantener esa “imagen”), pero al llegar a mi departamento a las casi 4 de la mañana no sé si habrá sido el cansancio o las copas de más pero muchas preguntas llegaron a mi cabeza… ¿el destino en realidad existía solo eran causalidades?, ¿cuál era el mío?, ¿ya lo había conquistado?... ¿en realidad era mi destino ser alguien realmente grande?... todos lo decían… a penas y pude dormir y muy temprano salí por un café, el lugar de siempre todavía estaba cerrado por una extraña razón, y yo no estaba de ánimo como para esperar. Seguí caminando y llegué a un nuevo lugar que me pareció apropiado, el café olía bien y me agradó, se veía tranquilo y de buen gusto.
Y bien, ordené un café americano y después de que me lo llevaron eché un vistazo rápido alrededor del lugar, tomé un sorbo de mi café y al levantar la mirada vi sus ojos… fue como despertar después de un largo sueño, despertar de manera agradable.
Hacen ya dos años desde ese día y hoy justamente volvió a mi mente esa pregunta ¿el destino existe?... imaginen… para ver sus ojos ese día; mis padres y sus padres se tuvieron que conocer yo tuve que haber elegido el camino de la pintura, acepté presentar mi trabajo aquel día, él dejó su trabajo para poner aquel café, yo tuve que haber salido por un café al día siguiente de mi exposición y encontrar mi cafetería favorita cerrada, caminar un poco a pesar de mi desgano y entrar a ese lugar y después él solo tuvo que mirarme y yo levantar la cabeza para ahora ser ese alguien que ambos necesitamos toda nuestra vida.
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