01 marzo 2009

CUANDO NO ES SUFICIENTE (Por: Blanca Dayane Castro)

Te has aprendido su rutina de memoria, tienes programadas sus actividades en tu reloj con alarma para cada una de ellas. Antes del trabajo compra un café que has aprendido a saborear, sabes muy bien los descansos que se toma a lo largo del día y lo que compra a la hora de la comida y en qué supermercado abastece su despensa.
Cada noche luchas contra los impulsos de marcarle al celular para decirle que no puedes más y que haga menos tu soledad. A diario tus sueños te traicionan y visualizas una pradera donde están felices besándose, caminando de la mano hasta el horizonte.
Casi mueres de angustia cuando faltó al trabajo, todas las enfermedades del mundo cruzaron por tu mente… dabas vuelta por los pasillos tratando de calmarte. Entras a su oficina y te sientas en la silla de su escritorio, pasas las manos por la mesa, por el teclado pensando en sus manos escribiendo; tomas el vaso donde toma agua, lo recorres con tu lengua religiosamente, prendes la computadora para leer sus archivos mientras lamentas no saber la clave de su correo electrónico.
El fin de semana fuiste a buscar el perfume que usa, pediste una muestra y la guardaste en un lugar seguro, ves la marca de ropa que usa, compras las galletas con las que acompaña su café y por fin el lunes aparece de nuevo en tu vida, con esa sonrisa cautivadora. Sacas valor y le preguntas cómo sigue:
- Muchas gracias por preguntar. Pero no se quién eres tu ¿cuál es tu nombre?

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