30 marzo 2009

7 DESTINOS (Por: Blanca Dayane Castro)

Tenemos un destino que cumplir, tu que ahora estás en este mundo y yo viéndote desde mi lugar. Te enseñaré a ser arrogante, pues tienes que aprender que no hay nadie como tu en el mundo, que todos están por debajo de ti. Eso de decir “gracias” ya no se usa, está pasado de moda ¿o apoco quieres que anden diciendo que tu destino es ser humilde? Claro que no, no tienes que disculparte por tus acciones, al contrario: los demás deberían estar agradecidos de que tan solo les dirijas la palabra; no tienes que pedir nada ¿acaso no por eso estudiaste, no por eso te partes el lomo trabajando?. Reclama al mundo lo que naturalmente es tuyo. Lo que me lleva a decirte que no compartas tus triunfos y mucho menos tus posesiones materiales al fin y al cabo hay instituciones que ayudan a los pobres, a esos que en la calle se abalanzan sobre tu coche tapando tu vista y mira, a parte de todos andrajosos ¿qué no tendrán tiempo tan siquiera de bañarse?
Tu destino es atesorar, mas vale ser cabrón que ser pendejo, al fin y al cabo que los santos se murieron sin un cinco en sus bolsillos ¿y de qué les sirvió?... sólo de un efímero recuerdo en la historia, borroso y difícil de seguir. No mi amigo, hazme caso, no reclames cuando te den cambio de más, pero eso si, cuenta hasta el último centavo que te den y en caso de que te falte algo levanta una demanda millonaria.
En tu oficina nadie se fija si faltan plumas u hojas blancas, llévalas a tu casa y así te ahorras un gasto que puedes emplear en otras cosas.
Mira a tu jefe… que bonito carro tiene, el muy suertudo tiene una familia preciosa, se compra traje nuevo cada mes y tiene vacaciones pagadas. Cada que besa a su esposa es como si te restregara en la cara lo mal que estás tú y te ha invitado a su casa para que la conozcas. Ja, ¡acaso crees que es un buen gesto?, claro que no, cuando vayas te vas a dar cuenta que tiene mas cosas que tú, mejor vida que tú y te la vas a pasar refunfuñando toda la tarde, así que mejor no vayas… aunque pensándolo bien, su mujer es muy guapa. Por cuestiones del destino la viste una vez en ropa interior, qué cuerpo, qué belleza, tu instinto se despierta cada que la vez caminando, contoneando su cadera. Quizá en la fiesta esté sola y te podrás acercar a ella, en un descuido pasa tu mano por su espalda, invítale una copa en un lugar alejado y ve acercándote cada vez mas… vas a sentir su olor e inevitablemente la besarás. Al fin y al cabo ella se lo ha estado buscando por coqueta, tu solo dedícate a disfrutar su cuerpo a saciar todo tu deseo, que no quede nada porque sólo la tendrás esta noche.
Luego emborráchate, el vino ya está pagado al igual que la comida, ya estás ahí, así que no dejes ni un bocado por probar, el ser gordito es bien visto en estos tiempos modernos. Mira, ahí queda una tostada, agárrala antes de que se la lleve el mesero, come hasta que no puedas más, y por la esposa de tu jefe no te preocupes que quedó desmayada de tanto placer que le diste, así que acaba con la comida y la bebida, que no se diga que eres de mal comer.
Al otro día no vayas a trabajar, llama y di que estás enfermo o mejor aun, renuncia y pasa un mes entero sin hacer nada, vive de tu liquidación, ya te mereces un descanso y vas por muy buen camino, llama al supermercado, por eso tienen servicio a domicilio para que ni te molestes en ir a esas tiendas plagadas de gente indeseable. Compra todo lo demás por Internet, acaba con tu límite de crédito, la cosa es que no muevas ni un solo dedo.
Pero ¿que crees? Tu jefe ha levantado una denuncia contra ti, se ha atrevido a llamarte violador. No puede ser, ese es el colmo, que sea tan ciego como para creer que tu tienes la culpa, para creerle a su mujer cuando tú sabes que ella sola se lo buscó… mira, hazme caso, ve a su casa antes de que las cosas empeoren. Cuando estás ahí él te acusa, te grita. Fíjate que te está gritando y a ti no te grita nadie y mucho menos un niño mimado dueño de la compañía, en la cocina hay cuchillos, ve por uno. No, no lo pienses, la razón es tuya, sientes como la ira invade tus nervios y toda tu rabia la descargas con su cuerpo hasta dejarlo inerte.
Ahora, este destino te ha llevado a la cárcel, pero no está tan mal, no tienes que hacer nada, te dan de comer, no tienes que pagar renta ni agua ni luz
¿Vez? Te dije que ibas por buen camino. Cuando quieras escaparte, sólo avísame, que te daré muy buenos consejos, al fin y al cabo pasaremos la eternidad juntos.
¿Qué quién soy?... ah, soy una cosa llamada Apocalipsis.

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