20 junio 2009
Al filo del alba (Por: Marcela Davila)
3:33 am… De nuevo sus sentidos buscando cruzar la barrera del sueño para encontrar el descanso una vez más, sin poderlo conseguir. No era la primera vez en esa semana o inclusive en aquel mes, que amanecía al día siguiente, desconociendo la hora a la que había logrado reconciliar el sueño tras despertarse a la misma fracción de segundo madrugada tras madrugada, siempre con la imagen de un cuchillo en su mente.
En la habitación medio vacía, yacía dormida en la cama gemela, la compañera que compartía la mitad de los gastos del pequeño apartamento de estudiantes en el cual vivían. A través de la ventana, la lluvia levantaba una brisa que refrescaba su rostro cansado y algo perdido entre las luces que poblaban la calle desierta. Era en ese preciso instante, cuando a ella venía el recuerdo de los caminos andados y la ansiedad de un destino algo incierto, que no la dejaban dormir.
Ciertamente a cada mañana que precedía una de esas noches, le caracterizaba el olvido de lo ocurrido en las horas anteriores, excepto por el retrato fresco de ese cuchillo en su mente, el brillo de su acero bien templado y la imagen de unas manos que, tal cual una danza, rebanaban poco a poco el vacío. Y eran esas pequeñas lagunas y la imagen recurrente del filoso artefacto lo que la preocupaban profundamente, causándole más y más insomnio.
¿Sería todo aquello el simple arquetipo extraído de las viejas películas de horror, que le indicaba a su mente alguna clase de deseo homicida? ¿ Sería el incansable rechinido del ventilador girando en la pequeña habitación una y otra vez lo que la irritaba tanto como para despertar cada vez?
Cual fuera la respuesta, tenía que parar y pronto… Así llegaron muchas noches más, sus esfuerzos por mantenerse dormida eran inútiles y la visión del cuchillo era más viva cada mañana; inclusive se deshizo de todos los instrumentos filosos que encontró en casa ( muy a pesar de su compañera, que los requería para cocinar), hasta que en uno de sus desvelos no pudo más, bebió 5 tazas de café y encendió el televisor decidida a permanecer despierta en busca de alguna respuesta.
Cambiando inútilmente de canal en la mediocre televisión abierta que jamás encendía, se detuvo en un programa al azar, su mente le jugaba sucio, ya que proyectado en la pantalla, un sujeto altamente fornido hablaba dirigiéndose al público de aquellas horas : “ ¡Sí, le estoy hablando a usted! ¿Siente que algo le falta? ¿Permanece despierto durante horas cada noche sin razón? ¡Nosotros tenemos la solución! ¡Ganga de vidas, llame ahora y obtendrá una dosis extra de felicidad! Sólo tiene que marcar en este instante, ¡Nuestras operadoras lo están esperando!”
Ante el patético anuncio, ella comenzó a presionar frenéticamente los botones del control remoto hasta toparse con un nuevo infomercial: “ Señora: ¿ Está cansada de esos cuchillos viejos y sin filo? – Cuéntanos Jack, ¿Cómo funciona el super magic knife? – Es muy simple Linda, lo puedes hacer tú misma, cortar con estos cuchillos de acero inoxidable es casi como una danza …”
Ella se quedó profundamente dormida antes del término del programa, el despertador de su compañera sonaba repetidas veces y a través de la ventana, el alba se filtraba suavemente y se posaba sobre su cuello, dándole la bienvenida al amanecer…
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