01 febrero 2009

DEJA VU O SOÑÉ CON CARNITAS - (Por: Miguel Ángel Pérez Maldonado Mendoza)

Era una tarde del día 31 del mes de febrero, no recuerdo como fue, pero empecé a ensoñar con carnitas de diferentes clases: De res, de cerdo, de pollo y conejo; porque no de tlacuache.
Veía las tortillas en cámara lenta, flotar cerca de mi y yo las tomaba como freesbis y me enguía unas, haciéndolas taco para mis carnitas. He de decir que las carnitas me encantan. Las veía flotar y bailar frente a mí en forma de lenguas, nenepil, riñoncito y buche. Mmmmm ¡Sabrosas carnitas, carnitas, carnitas, carnitas! Soñaba que un buche de cerdo me enrollaba en lo mas profundo de sus entrañas y le tiraba de mordidas y lengüetazos. Las carnitas son para mi algo mágico, tienen la peculiaridad de hacerme vivir en un mundo u otra dimensión. Sin embargo todo esto era solo un sueño; mi mama me despertó diciéndome: Atanasio, Atanasio. Estas bañado en sudor ¿o es baba? ¿No te das cuenta que primero esta comer que estar soñando? Eso si era difícil de aceptar. Me llene de baba y creía que era sudor. Le conteste soñando: Estoy madre en un buche de cerdo que me arropa y protegía con compasión y fraternidad. Por eso estoy babeando. Mi madre entonces va por un pedazo de carnaza que tenia de tapete y me lo pone en la espalda y me dice: Cúbrete te vas a resfriar; No me escuchaba.
Yo inmediatamente pensé: Esto ya lo había vivido. No puede ser. Tenía un buche rodeándome la espalda y cubriéndome. Tire de lengüetazos y mordidas, pero este ya estaba tratado con químicos y en realidad no sabia bien. Hable con mi madre y le dije muy serio ¡Esto ya lo había vivido! Ella no me hizo caso y me quito el tapete y lo hecho a una olla hirviendo con agua pues lo quería lavar. Aproveche su descuido y le eche a las aguas vaporosas unos pedazos de jitomate, hierbas finas, eneldo, jengibre y azafrán; todo para darle un sabor agridulce. Mi madre estaba lavando los trastes y entretanto, el caldazo ya estaba burbujeante. Pensé mi madre no se va a dar cuenta de que me encantan las carnitas, y yo aprovechare su descuido para sacar el tapete de el ollonón. Lo tome con mis manos y me lo lleve inmediatamente al buche para engullirlo.
Mi madre se dio cuenta y entonces lo pase a mi lomo para degustarlo con más atrevimiento. Sabia delicioso y empecé a babear pero los jugos se caían al suelo y a mi ropa. No sabia que hacer. Tome el cuerazo y mas lo apretaba con mis dientes. Mi madre me dijo ¿A dónde vas con eso cochino? Me empezó a aventar tortillas duras, como si fueran freesbis y yo las veía pasar frente a mí. Al tiempo que alcanzaba unas para hacerme unos taquitos y pensé: Donde, donde; pero esto ya lo había vivido. Las lenguas me hicieron recordar un pasaje de la Biblia que bajaban lenguas de fuego. Era algo místico.
Don de lenguas, de profecía o deja Vu. No sé pero sí hay algo sobrenatural en la vida y eso son las carnitas.

1 comentario:

  1. Ahora este cuento sí me sacó de onda... todo el cuento fue como estar platicando un sueño... tal cual

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