09 abril 2009

ECOS DEL TIEMPO (Por: Blanca Dayane Castro)




Tic, tac. Tic, tac. El reloj de la catedral marca el paso del tiempo. El aire de febrero recorre la casa con las puertas entreabiertas, los cuartos llenos de telarañas que ha acumulado el tiempo, pero ya es demasiado tarde para volver atrás. Un chorro de sangre cae lentamente, aquel era el último habitante originario de esa comarca y ahora estaba muerto.
El reloj de la campana marcó las seis de la tarde y el tañer de las campanas se perdió en los callejones. El eco de unos tacones resonó en la plaza, cruza observando el pueblo y se marcha de la ciudad.

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