Un sobre amarillento contenía un gran secreto, guardado en un rincón del ropero aguardando que se leyera en el tiempo propicio, pero eso nunca pasó.
María era una maestra normalista, empujada a esa profesión por una caída que sufriera su madre la cual fracturó su cadera y parte del coxis. En esos tiempos de 1930, en un pueblo alejado de la capital era imposible pensar en una operación y con 6 hermanos más chicos y sin padre legítimo ella se encaminó a mantener a la familia.
Los años pasaron y nunca se casó; con tanto hermano y primo que cuidar en su mente no anidó la idea de tener hijos, ella vivía a través de sus alumnos y ahijados mientras el tiempo hizo mella en su belleza. No obstante a las 7 de la noche se presentaba un caballero de porte elegante a cenar en su casa, curiosamente desde que su prima abandonara a su marido y se fuera con sus hijas a otra ciudad.
En el sobre estaba detallada la relación de María con aquél caballero, pero a través de los años su lector indicado aún no ha llegado. Si lo quieres buscar está en el cuarto con la ventana al jardín, en el ropero de la esquina guardado bajo llave, debajo de sus mantillas y chales; lo reconocerás por un sobre amarillo desgastado por el tiempo, tamaño francés y con olor a lavanda.
20 septiembre 2009
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